Un equipo de investigadores chinos ha desarrollado una interfaz cerebro-computadora adaptativa bidireccional que mejora con el tiempo, aumentando la eficiencia. ¿Estamos ante la revolución de la tecnología sin manos?
Imagínate escribir un mensaje o mover una prótesis solo con la mente. Esa es la promesa de las interfaces cerebro-computadora (BCI), un sistema que permite la comunicación directa entre el cerebro y un dispositivo externo. Funciona captando señales cerebrales mediante sensores, procesándolas y traduciéndolas en comandos que controlan dispositivos sin necesidad de usar músculos o nervios periféricos.
Ahora, un equipo de investigadores chinos ha desarrollado el primer sistema BCI no invasiva bidireccional del mundo, capaz de no solo interpretar señales cerebrales para controlar dispositivos, sino también de enviar información de regreso al cerebro, una innovación que podría cambiar la forma en que interactuamos con la tecnología.
Pero ¿qué significa 'no invasiva'? Se trata de una tecnología que no requiere implantes cerebrales, sino que capta señales neuronales con sensores externos, como los electroencefalogramas (EEG), colocados sobre el cuero cabelludo. Esto permite evitar procedimientos quirúrgicos, reduciendo riesgos y facilitando su aplicación en personas.
Un sistema que aprende del cerebro y mejora con el tiempo
A diferencia de las BCI tradicionales, que solo interpretan señales cerebrales y las convierten en comandos, esta nueva interfaz no invasiva es también bidireccional, lo que le permite enviar retroalimentación al cerebro, permitiendo que ambos "aprendan" el uno del otro. Esto significa que, con el tiempo, el usuario puede mejorar su precisión en el control mental de dispositivos sin necesidad de entrenamientos o ajustes constantes.
El estudio, publicado el lunes 17 de febrero en la revista científica británica Nature Electronics y liderado por investigadores de la Universidad de Tianjin y la Universidad de Tsinghua, incluyó pruebas con 10 participantes durante seis horas. Los resultados mostraron que el sistema mejoró la precisión en un 20 % en comparación con las BCI convencionales, demostrando estabilidad y un aprendizaje a largo plazo.
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Esquema de la interfaz cerebro-computadora con decodificador cerebro-memristor en coevoluciónFuente: Nature
El secreto: un chip memristor y un sistema de doble bucle
Para lograr esta adaptación mutua, los científicos utilizaron un chip memristor de 128 mil celdas, un hardware que imita las redes neuronales del cerebro y procesa datos de forma eficiente con bajo consumo de energía. También diseñaron un sistema de doble bucle que facilita una interacción más natural y receptiva entre el cerebro y la máquina:
- Un circuito de aprendizaje automático que ajusta la interpretación de las señales cerebrales en tiempo real.
- Un circuito de aprendizaje cerebral, que proporciona retroalimentación al usuario para mejorar su control del sistema.
Según el coautor Xu Minpeng, esto no solo hace que la tecnología sea 100 veces más eficiente que los modelos digitales tradicionales, sino que también reduce el consumo de energía 1.000 veces, lo que podría facilitar su integración en dispositivos portátiles.
Hacia un futuro sin teclados ni pantallas
El sistema también ha ampliado las capacidades de las BCI. Mientras que las versiones tradicionales tienen una limitación crítica: funcionan en una sola dirección (como desplazar un dron hacia arriba o abajo), esta innovación permite un control de cuatro grados de libertad, añadiendo movimientos hacia adelante, atrás y rotaciones.
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Vuelo de dron controlado por el cerebro en tiempo real mediante decodificación EEG con el chip memristorFuente: Nature
El avance de China en este campo marca una diferencia clave con empresas como Neuralink de Elon Musk, que apuesta por implantes cerebrales invasivos. En contraste, este desarrollo se enfoca en una BCI no invasiva y adaptable, que podría implementarse en dispositivos portátiles, adecuado para aplicaciones médicas y de consumo.
Si esta tecnología sigue evolucionando, podríamos estar cerca de un mundo donde interactuar con computadoras, controlar dispositivos o incluso mejorar la movilidad de personas con discapacidad sea tan fácil como pensarlo.
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