El Atlantis cumple ahora una misión de 12 días, la número 135 y última en la era de los transbordadores estadounidenses que comenzó en abril de 1981.
Los astronautas del Atlantis realizan hoy una inspección de las escamas térmicas del transbordador mientras preparan el último encuentro de la nave con la Estación Espacial Internacional, programado para mañana.
Los tripulantes emplean el brazo robótico y una pluma de 15 metros de largo para revisar, con cámaras, los paneles que cubren la panza, la nariz y el borde delantero de las alas de la nave para determinar si no hubo daños durante el lanzamiento, ayer, desde el Centro Espacial Kennedy.
El desprendimiento de espuma aislante del tanque externo dañó, en 2003, los paneles del transbordador Columbia y llevó al estallido -y la muerte de siete astronautas- cuando la nave retornaba a la Tierra después de una misión de 16 días.
Las imágenes captadas por cámaras se transmiten a expertos en el Centro Espacial Johnson de Control de Misión, donde serán analizadas por expertos para asegurarse de que las escamas, que protegen la nave de las altas temperaturas en el reingreso a la atmósfera, están en buenas condiciones.
El Atlantis cumple ahora una misión de 12 días, la número 135 y última en la era de los transbordadores estadounidenses que comenzó en abril de 1981. La nave, que orbita a unos 300 kilómetros de la Tierra, persigue a la Estación Espacial Internacional, a 27.000 kilómetros por hora.
El comandante Chris Ferguson y sus tres acompañantes pasarán unas seis horas en la inspección de los paneles térmicos.
La NASA informó hoy que las imágenes captadas por cámaras en tierra, en aviones y en el mismo transbordador no han detectado daños ocurridos en el lanzamiento.
En una travesía de 186 órbitas a la Tierra, que añadirá 6,5 millones de kilómetros a 864.440.000 kilómetros acumulados por los cinco transbordadores en una historia de 30 años, los momentos más peligrosos para el Atlantis son la partida -ya superada- y el retorno.
En el regreso, programado para el próximo 20 de julio, la nave se zambullirá en la atmósfera terrestre a más de 20.000 kilómetros por hora y deslizándose en zigzag para que la fricción -que elevará las temperaturas por encima de los 2.000 grados- la frene y se dirigirá al punto de aterrizaje como un planeador, sin motores para volar por cuenta propia.
La jornada para Ferguson y sus colegas el piloto Doug Hurley y los especialistas de misión Sandra Magnus y Rex Walheim, comenzó hoy a las 07.59 GMT.
La meta principal de esta misión final del Atlantis es la entrega de 4.318 kilogramos de repuestos y suministros para la EEI.
Después de esta misión, la NASA enviará a los transbordadores Atlantis, Discovery y Endeavor a museos y se pondrá a trabajar en el desarrollo de nuevas naves que lleven a los humanos a la Luna, a Marte o a un asteroide. EFE
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