Estas modificaciones incluirían la extinción de especies autóctonas y la invasión de especies foráneas.
Un calentamiento moderado de la atmósfera terrestre, provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero, podría causar a finales del siglo XXI modificaciones importantes de la biodiversidad marina en amplias regiones oceánicas del planeta, según un estudio que publica hoy la revista Nature.
Esas modificaciones, que incluirían la extinción de especies autóctonas y la invasión de especies foráneas, podrían resultar tres veces más significativa que las que se han podido registrar a lo largo del último medio siglo.
El principal autor del informe, Grégory Beaugrand, del laboratorio de Oceanología y Geociencia de la Universidad de Lille (Francia), y sus colaboradores, han trazado patrones de la biodiversidad marina hasta finales del siglo XXI en diferentes escenarios de emisiones de gases y de cifras previsibles de calentamiento global.
El informe comparó esos patrones potenciales de biodiversidad con los que se registraron entre los años 1960 y 2013, así como en dos periodos de la historia de la Tierra con climas muy diferentes del actual.
Por un lado, el punto más alto en la última Edad de Hielo, el Último Máximo Glacial (LGM, en sus siglas en inglés), que se inició hace unos 26.500 años y concluyó hace alrededor de 20.000 años, y, por otro, el Plioceno medio, un periodo relativamente cálido que concluyó hace tres millones de años.
Los autores del estudio prevén que un importante calentamiento global producido por un crecimiento sostenido en las emisiones de gases de efecto invernadero hasta el año 2100 tendría un efecto trascendental en los ecosistemas oceánicos y produciría cambios importantes en la biodiversidad marina.
Entre un 50 % y un 70 % de los océanos sufriría modificaciones parecidas, o incluso superiores, a las que se vivieron entre el Último Máximo Glacial o el Pliceno medio y la época actual.
El estudio muestra que si el calentamiento global fuera relativamente reducido debido a que las emisiones alcanzaran una cota máxima y empezaran a caer a lo largo de los próximos cinco años, los cambios biológicos serían mucho menos significativos.
En ese caso, las modificaciones no diferirían mucho de lo que ha sido la variabilidad anual desde los años 60 del siglo XX.
Sin embargo, según el informe, es muy probable que cualquier alteración afecte al funcionamiento de los ecosistemas, lo cual pone de manifiesto la necesidad de un mejor y más ajustado seguimiento y comprensión de los efectos del cambio climático sobre los patrones de biodiversidad.
EFE
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