Algunas de las aplicaciones prácticas de este hallazgo son la creación de variedades de vegetales más resistentes a las plagas.
Un grupo de científicos ha conseguido descifrar la secuencia genética del pepino, descubrimiento que puede tener importantes implicaciones para la producción de nuevas y mejoradas variedades de este vegetal, según un artículo publicado hoy por la revista "Nature".
Mediante la combinación de técnicas tradicionales de secuenciación y otras de última generación, un equipo de expertos del Instituto de Genómica de Pekín (China), dirigido por el profesor Jun Wang, ha conseguido desvelar el genoma del pepino, lo que eleva a siete el número de plantas y vegetales cuya composición genética ha dejado de ser un secreto.
En concreto, además del pepino, han sido descifrados hasta la fecha el genoma de la especie modelo en investigación biológica "arabidopsis thaliana", el arroz, el álamo, la papaya, la vid y el sorgo.
Algunas de las aplicaciones prácticas de este hallazgo son la creación de variedades de vegetales más resistentes a las plagas o que absorban mejor los fertilizantes, es decir, permiten su modificación genética para tratar de conseguir semillas mejoradas.
En concreto, tocando el gen adecuado se podrían obtener variedades de frutas y vegetales que resistan mejor los cambios de temperatura o los caprichos meteorológicos, lo que permitiría extender la siembra a zonas del planeta en las que ahora no pueden plantarse.
Asimismo, la creación de semillas que requieran menos fertilizantes contribuiría a reducir el número de productos químicos que se emplean en la siembra y, de este modo, se reduciría el número de gases de efecto invernadero lanzados a la atmósfera.
De vuelta al pepino, los investigadores precisan que cuenta con 350 millones de pares base de ácido desoxirribonucleico (ADN), que son como las letras químicas que forman el código genético, una cifra similar, por ejemplo, a la del arroz, que cuenta con 389 millones de pares base.
El pepino forma parte de la familia de las cucurbitáceas, en la que se incluyen también el melón, la sandía o la calabaza, entre otros, y que actualmente ocupan en conjunto una superficie de 9 millones de hectáreas en todo el mundo, que producen 184 millones de frutas y hortalizas al año.
EFE
Mediante la combinación de técnicas tradicionales de secuenciación y otras de última generación, un equipo de expertos del Instituto de Genómica de Pekín (China), dirigido por el profesor Jun Wang, ha conseguido desvelar el genoma del pepino, lo que eleva a siete el número de plantas y vegetales cuya composición genética ha dejado de ser un secreto.
En concreto, además del pepino, han sido descifrados hasta la fecha el genoma de la especie modelo en investigación biológica "arabidopsis thaliana", el arroz, el álamo, la papaya, la vid y el sorgo.
Algunas de las aplicaciones prácticas de este hallazgo son la creación de variedades de vegetales más resistentes a las plagas o que absorban mejor los fertilizantes, es decir, permiten su modificación genética para tratar de conseguir semillas mejoradas.
En concreto, tocando el gen adecuado se podrían obtener variedades de frutas y vegetales que resistan mejor los cambios de temperatura o los caprichos meteorológicos, lo que permitiría extender la siembra a zonas del planeta en las que ahora no pueden plantarse.
Asimismo, la creación de semillas que requieran menos fertilizantes contribuiría a reducir el número de productos químicos que se emplean en la siembra y, de este modo, se reduciría el número de gases de efecto invernadero lanzados a la atmósfera.
De vuelta al pepino, los investigadores precisan que cuenta con 350 millones de pares base de ácido desoxirribonucleico (ADN), que son como las letras químicas que forman el código genético, una cifra similar, por ejemplo, a la del arroz, que cuenta con 389 millones de pares base.
El pepino forma parte de la familia de las cucurbitáceas, en la que se incluyen también el melón, la sandía o la calabaza, entre otros, y que actualmente ocupan en conjunto una superficie de 9 millones de hectáreas en todo el mundo, que producen 184 millones de frutas y hortalizas al año.
EFE
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