Científicos chilenos han desarrollado técnicas de regeneración para piel dañada a partir de crustáceos y células madre, para mejorar tratamiento de quemaduras.
Científicos chilenos han desarrollado técnicas de regeneración para piel dañada a partir de crustáceos y células madre, con las que mejorará el tratamiento de quemaduras y cicatrices, informaron hoy medios locales.
Químicos de la Universidad de Concepción encontraron en los caparazones de crustáceos una sustancia llamada quitina que, tras ser derivada en quitosano y añadirle aditivos y plastificantes, se convierte en un perfecto sustituto de la piel humana.
"Es usado (...) como un soporte de crecimiento, que va restaurando la misma piel de la persona sin dejar huellas, a diferencia de algunos parches o simplemente curaciones", explicó al diario La Nación el investigador Galo Cárdenas, responsable de la creación.
Una de sus principales aportaciones es su compatibilidad con el organismo humano, ya que se trata de un biopolímero de origen natural que garantiza que no haya rechazo y se complementa por su acción bactericida.
Además, esta piel artificial es elástica, transparente y biodegradable, de manera que a medida que la capa se alisa, desaparece, y se evitan las dolorosas curaciones.
El invento, que ha sido probado en unos 50 pacientes, podría estar en las farmacias en los próximos meses por un valor de unos 35 dólares los 10 centímetros cuadrados.
Paralelamente, científicos de la Universidad de Valparaíso, junto a colegas de las universidades de Playa Ancha y Federico Santa María, siguen trabajando para generar piel a partir de células troncales adultas extraídas del propio paciente, más conocidas como células madre.
Esta metodología promete una recuperación intensa con un menor rechazo por parte del paciente, ya que se trata de células procedentes de la misma persona.
Químicos de la Universidad de Concepción encontraron en los caparazones de crustáceos una sustancia llamada quitina que, tras ser derivada en quitosano y añadirle aditivos y plastificantes, se convierte en un perfecto sustituto de la piel humana.
"Es usado (...) como un soporte de crecimiento, que va restaurando la misma piel de la persona sin dejar huellas, a diferencia de algunos parches o simplemente curaciones", explicó al diario La Nación el investigador Galo Cárdenas, responsable de la creación.
Una de sus principales aportaciones es su compatibilidad con el organismo humano, ya que se trata de un biopolímero de origen natural que garantiza que no haya rechazo y se complementa por su acción bactericida.
Además, esta piel artificial es elástica, transparente y biodegradable, de manera que a medida que la capa se alisa, desaparece, y se evitan las dolorosas curaciones.
El invento, que ha sido probado en unos 50 pacientes, podría estar en las farmacias en los próximos meses por un valor de unos 35 dólares los 10 centímetros cuadrados.
Paralelamente, científicos de la Universidad de Valparaíso, junto a colegas de las universidades de Playa Ancha y Federico Santa María, siguen trabajando para generar piel a partir de células troncales adultas extraídas del propio paciente, más conocidas como células madre.
Esta metodología promete una recuperación intensa con un menor rechazo por parte del paciente, ya que se trata de células procedentes de la misma persona.
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