Las condiciones de vida estos microbios son similares a las detectadas en Marte, por lo que esta investigación tendría implicaciones para la búsqueda de vida en el planeta rojo.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos) anunció el descubrimiento de un complejo ecosistema microbial en la cima de un volcán de los Andes suramericanos, en una zona habitada por los Incas hasta hace 500 años.
Según el doctor Steve Schmidt, profesor de ecología en CU-Boulder, el hallazgo de los microbios en el cráter del volcán Socompa (entre Argentina y Chile) representa el descubrimiento de una forma de vida hasta ahora desconocida para la ciencia y es aparentemente el lugar más alto del planeta en el que los científicos han detectado organismos vivientes.
Schmidt explicó que las emisiones de agua, dióxido de carbono y metano que salen de las fumarolas en la cumbre del Socompa "mantienen un ecosistema microbial en un ambiente árido y de alta montaña".
De hecho, de acuerdo con Schmidt, las condiciones en las que viven estos microbios son condiciones similares a las que la NASA ha detectado en Marte, por lo que la investigación en los Andes tendría implicaciones para la búsqueda de vida en el planeta rojo.
"Estos sitios son como pequeños oasis en el vasto desierto de Atacama y existen gracias a los gases provenientes desde lo más profundo de la tierra", comentó Schmidt al hacer el anuncio del hallazgo.
Schmidt y un grupo de colaboradores, entre quienes se encuentran científicos de Argentina y de Chile, visitaron el Socompa por primera vez en 2005 y regresaron el mes pasado, en una expedición que requiere dos días de viaje en vehículos especiales para alta montaña y dos días más de ascenso hasta la cumbre.
Recientes avances en genética permitieron usar sofisticadas técnicas de extracción de ADN de muestras del suelo obtenidas en 2005.
Ese análisis llevó a identificar la diversidad de microbios en el Socompa y, como consecuencia, a organizar la segunda expedición.
Otra de las investigadoras, Elizabeth Costello, aseveró que la poca luz del sol, combinada con un poco de agua y con metano y dióxido de carbono, son suficientes para crear "un pequeño invernadero en el volcán", en el que viven los microbios. Sin embargo, dijo, reciente actividad humana ha causado daños al frágil ecosistema.
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