Un alto porcentaje de los genes que desarrollan las enfermedades humanas conocidas tienen una contrapartida identificable en el genoma de la mosca de la fruta.
Al igual que astronautas en el espacio, un grupo de moscas con células cancerígenas son sometidas actualmente a un simulador de la gravedad construido por primera vez en el Perú, como parte de una investigación de científicos del Inictel-UNI que pretende encontrar una cura para el cáncer.
David Laván Quiroz, doctor en Bioquímica, Biología Molecular y Biomedicina e investigador especializado de Inictel-UNI, a cargo del proyecto científico, explicó que un alto porcentaje de los genes que desarrollan las enfermedades humanas conocidas tienen una contrapartida identificable en el genoma de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), utilizada en esta investigación.
En diálogo con la agencia Andina, señaló que del total de genes análogos entre las personas y las moscas, se identificaron seis que están vinculados al cáncer y que atacan órganos como mama, próstata, pulmón, estómago, páncreas y cerebro, la mayoría de los cuales registra alta incidencia a nivel mundial.
"Para propósitos de investigación, a estos insectos, que pueden reemplazar fácilmente a los humanos, se les introdujo células cancerígenas. Posteriormente, se sometió a las moscas a condiciones de microgravedad por un tiempo, luego del cual se descubrió que las células que habían generado tumores dejaban de reproducirse y morían. A partir de ello se decidió averiguar cómo y por qué ocurre tal situación", manifestó.
En ese sentido, el científico remarcó que será fundamental saber qué molécula presente en los genes que son comunes a insectos y humanos regula el sistema que activa la inhibición de las células cancerígenas cuando el organismo se expone a microgravedad (fuerza de atracción que ejerce la Tierra sobre los elementos que hay sobre ella).
MAQUINA FABRICACA EN PERÚ
Laván Quiroz sostuvo que para reproducir las condiciones de microgravedad, los técnicos de Inictel-UNI han fabricado un aparato simulador que es considerado el mejor de su tipo en el mundo y el tercero que existe junto con el que cuentan la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), con sede en Holanda.
En su fabricación intervinieron ingenieros electrónicos y mecatrónicos, quienes participan en el proyecto de investigación junto con físicos, estadísticos, médicos, bioquímicos entre otros, convirtiéndolo en un trabajo multidisciplinario.
Se trata de una plataforma de aluminio compuesta por tres ejes que giran a una velocidad extremadamente baja, con lo cual se genera una reducción de la gravedad a un nivel casi inexistente, como ocurre realmente en el espacio sideral.
El investigador destacó que la ventaja de este dispositivo hecho por manos peruanas radica en su diseño más avanzado, su mayor tamaño frente a los otros dos y en su menor costo (alrededor de 120,000 nuevos soles frente al millón de euros invertidos por la ESA, por ejemplo).
Refirió que Inictel-UNI trabaja también en la fabricación de un microscopio de alta resolución que se acoplará al simulador para tener un monitoreo de las muestras analizadas en tiempo real, dado que para reproducir la microgravedad el aparato tiene que seguir en movimiento constante, sin detenerse.
"Lo trascendente de esto es que hemos comprobado, con experimentos en el Laboratorio de Microgravedad de Inictel-UNI, que una vez que las células dejan de ser cancerígenas, esta enfermedad no se reactiva; es decir, desaparece por muerte celular, con lo cual el órgano afectado y el organismo en general recobra su estado sano", subrayó.
Sin embargo, Laván Quiroz aclaró que para determinar si estos buenos resultados podrían reflejarse también en seres humanos se requiere una mayor inversión para realizar diversas y numerosas pruebas validadas, utilizando primero ratones de laboratorio y células humanas con cáncer para someterlos al estudio y monitoreo respectivo.
INVESTIGACIÓN CON RATONES
Precisamente, esos estudios serán realizados por Julio Valdivia, médico peruano y doctor en Inmunología y Astrobiología, quien ha trabajado en la NASA y ahora participa en este proyecto como investigador invitado.
Su retorno al Perú fue posible gracias al Fondo para la Innovación, Ciencia y Tecnología (Fincyt) que a través del Concurso para Becas de Repatriación de Investigadores Peruanos Residentes en el Extranjero.
Esta iniciativa busca fortalecer las capacidades en recursos humanos calificados, promoviendo que investigadores peruanos que residen en el extranjero participen en calidad de investigadores invitados en proyectos ejecutados en universidades e institutos públicos de investigación del Perú.
El Fincyt también solventó la creación y funcionamiento del Laboratorio de Microgravedad que posee el Inictel-UNI en Lima, único en Latinoamérica, y financió este proyecto de investigación con un presupuesto inicial cercano a los 500,000 nuevos soles.
Valdivia utilizará ratones a los que, al igual que las moscas, se introducirá células cancerígenas para que se reproduzcan en su organismo. A estos animales se les inducirá un estado de coma a fin de que permanezcan quietos en condiciones de microgravedad durante varios días. Durante ese tiempo se verificará si en estos roedores ocurre lo mismo que con las moscas de la fruta: la inhibición y muerte de las células cancerígenas.
“Mi aporte también consiste en traer los contactos científicos de la NASA, Agencias Internacionales de Investigación y universidades, para hacer que esta investigación sea más grande porque estamos empezando y no tenemos todos los recursos necesarios de infraestructura por ahora, pero poco a poco lo estamos logrando”, manifestó.
Señaló que gracias a la colaboración de científicos peruanos y extranjeros se podrá analizar los genes de estos roedores y se espera contar con resultados a fin de año. Existe confianza por parte de los impulsores de este proyecto en que la línea de investigación asumida contribuya a que la cura del cáncer, lo que evitará la muerte de millones de personas.
ANDINA
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