Según el estudio, existirían dos tipos de agua: exogénica, proveniente de objetos externos como meteoritos que impactaron, o endogénica, es decir proveniente de su interior.
La confirmación de que la Luna alberga agua y no es absolutamente árida como se creía, fue uno de los logros más importantes en 2009 para la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA).
Según el estudio, en la Luna existirían dos tipos de agua: exogénica, proveniente de objetos externos como meteoritos o cometas que han hecho impacto en la superficie, o endogénica, es decir proveniente de su interior.
Otro de sus grandes avances fue la misión que llegó por última vez para reparar y mejorar las operaciones del telescopio espacial Hubble, así como la incansable exploración marciana de sus sondas y de sus vehículos "Spirit" y "Opportunity".
La NASA también incluyó entre los acontecimiento destacados la confirmación de que hay metano en Marte junto con los estudios sobre la reducción de las capas de hielo en los polos terrestres.
El 9 de octubre, la NASA abrió un nuevo capítulo científico cuando la sonda LCROSS (Luna CRater Observation and Sensing Satellite) reveló que el impacto de su cohete impulsor en el cráter Cabeus, cerca del polo sur luna selenita, confirmaba que sí hay agua en el satélite natural de la Tierra.
El impacto creado por la etapa superior del cohete Centauro de LCROSS creó una estela de material antes congelado proveniente del cráter el cual se convirtió en vapor como resultado de la colisión.
Ese material, que no había recibido la luz del sol durante miles de millones de años, fue detectado por los instrumentos de la sonda y por los telescopios espaciales y terrestres.
Esos estudios confirmaron todas las sospechas: el hidrógeno detectado en los polos sólo podía originarse de la existencia de agua.
"Las evidencias de vapor de agua en esa estela creada por el impacto de Centauro son múltiples. La concentración y distribución del agua y otras sustancias requiere un mayor estudio, pero podemos asegurar que en Cabeus sí hay agua", afirmó de manera tajante Anthony Colaprete, científico del Centro Ames de Investigaciones de la NASA.
Pero no fue sólo el hallazgo de agua lo que provocó la alegría de los científicos, que indicaron que los análisis revelan que hay otros materiales que podrían ser útiles para futuras exploraciones tripuladas a otros planetas utilizando la Luna como plataforma.
"La comprensión total de los datos transmitidos por los instrumentos de LCROSS tardará un tiempo...tanta es su riqueza", señaló Colaprete.
"Además del agua en Cabeus hay otras sustancias misteriosas. Las regiones permanentemente sombrías de la Luna son trampas gélidas que han recogido y conservado material durante miles de millones de años", añadió el científico.
La NASA, concentrada en terminar la construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI), dedicó en septiembre una misión del Atlantis para reparar y actualizar los instrumentos del observatorio espacial Hubble.
Durante cinco caminatas espaciales, los tripulantes del transbordador dieron mantenimiento al telescopio y se despidieron por última vez de él con la esperanza de que continúe abriendo nuevas puertas del Universo en los próximos años.
El observatorio, que no volverá a recibir otra misión de servicio, funcionará durante los próximos años hasta que finalmente sea atraído por la gravedad terrestre y se desintegre en su choque con la atmósfera.
Sin distorsión atmosférica y desde que comenzó a funcionar en 1993, el Hubble captó imágenes de cuerpos y fenómenos nunca observados como estrellas rodeadas por polvo cósmico que podrían convertirse en sistemas planetarios, imágenes de galaxias en colisión al borde del universo y constató la existencia de agujeros negros en el centro de las constelaciones.
Además, determinó que el universo nació del Big Bang hace unos 13.700 millones de años, que la formación planetaria es similar en el universo y descubrió la primera molécula orgánica en un planeta que orbita otra estrella.
Según el estudio, en la Luna existirían dos tipos de agua: exogénica, proveniente de objetos externos como meteoritos o cometas que han hecho impacto en la superficie, o endogénica, es decir proveniente de su interior.
Otro de sus grandes avances fue la misión que llegó por última vez para reparar y mejorar las operaciones del telescopio espacial Hubble, así como la incansable exploración marciana de sus sondas y de sus vehículos "Spirit" y "Opportunity".
La NASA también incluyó entre los acontecimiento destacados la confirmación de que hay metano en Marte junto con los estudios sobre la reducción de las capas de hielo en los polos terrestres.
El 9 de octubre, la NASA abrió un nuevo capítulo científico cuando la sonda LCROSS (Luna CRater Observation and Sensing Satellite) reveló que el impacto de su cohete impulsor en el cráter Cabeus, cerca del polo sur luna selenita, confirmaba que sí hay agua en el satélite natural de la Tierra.
El impacto creado por la etapa superior del cohete Centauro de LCROSS creó una estela de material antes congelado proveniente del cráter el cual se convirtió en vapor como resultado de la colisión.
Ese material, que no había recibido la luz del sol durante miles de millones de años, fue detectado por los instrumentos de la sonda y por los telescopios espaciales y terrestres.
Esos estudios confirmaron todas las sospechas: el hidrógeno detectado en los polos sólo podía originarse de la existencia de agua.
"Las evidencias de vapor de agua en esa estela creada por el impacto de Centauro son múltiples. La concentración y distribución del agua y otras sustancias requiere un mayor estudio, pero podemos asegurar que en Cabeus sí hay agua", afirmó de manera tajante Anthony Colaprete, científico del Centro Ames de Investigaciones de la NASA.
Pero no fue sólo el hallazgo de agua lo que provocó la alegría de los científicos, que indicaron que los análisis revelan que hay otros materiales que podrían ser útiles para futuras exploraciones tripuladas a otros planetas utilizando la Luna como plataforma.
"La comprensión total de los datos transmitidos por los instrumentos de LCROSS tardará un tiempo...tanta es su riqueza", señaló Colaprete.
"Además del agua en Cabeus hay otras sustancias misteriosas. Las regiones permanentemente sombrías de la Luna son trampas gélidas que han recogido y conservado material durante miles de millones de años", añadió el científico.
La NASA, concentrada en terminar la construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI), dedicó en septiembre una misión del Atlantis para reparar y actualizar los instrumentos del observatorio espacial Hubble.
Durante cinco caminatas espaciales, los tripulantes del transbordador dieron mantenimiento al telescopio y se despidieron por última vez de él con la esperanza de que continúe abriendo nuevas puertas del Universo en los próximos años.
El observatorio, que no volverá a recibir otra misión de servicio, funcionará durante los próximos años hasta que finalmente sea atraído por la gravedad terrestre y se desintegre en su choque con la atmósfera.
Sin distorsión atmosférica y desde que comenzó a funcionar en 1993, el Hubble captó imágenes de cuerpos y fenómenos nunca observados como estrellas rodeadas por polvo cósmico que podrían convertirse en sistemas planetarios, imágenes de galaxias en colisión al borde del universo y constató la existencia de agujeros negros en el centro de las constelaciones.
Además, determinó que el universo nació del Big Bang hace unos 13.700 millones de años, que la formación planetaria es similar en el universo y descubrió la primera molécula orgánica en un planeta que orbita otra estrella.
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