Neil Harbisson es un artista inglés que convive con un aparato especial que le permite ´oír los colores´ a través de ojo cibernético.
El artista inglés Neil Harbisson no se rindió en la búsqueda por conocer los colores a pesar de que la acromatopsia de nacimiento que lo aqueja. Hijo de padre irlandés y de madre catalana, el artista experimental se unió a Adam Montandon, licenciado en cibernética de la Universidad de Plymouth para superar su problema.
En conjunto lograron crear el Eyeborg, un sistema que Harbisson se instala en la cabeza y que le permite percibir los colores a través de una escala musical.
Tras convivir con este invento, Harbisson fue reconocido como el primer "cyborg" de la humanidad, por llevar en la frente, desde 2004, este ojo virtual.
El artista experimental llegó a Quito la semana pasada, con motivo de la feria tecnológica Campus Party, y en uno de sus paseos turísticos por el centro histórico se reunió con la Sociedad de Ciegos de Pichincha para comentar su experiencia y ver cómo podía ayudar a la comunidad.
Producto de esa reunión se convocó a sus miembros para que probasen su aparato y recibieran de primera mano el obsequio de Harbisson, el software que les permitirá "escuchar" los colores, a través de un ordenador y una cámara.
Cada nota corresponde a un color básico, pero Harbisson es capaz de distinguir una paleta de 360 tonalidades, gracias a combinaciones de notas.
Para mostrarles lo que les estaba regalando, Harbisson llamó a Carmen Muñoz a su lado para que probase esta variante del Eyeborg, que consiste en una cámara con un chip y unos audífonos. En menos de un minuto la quiteña, que perdió su visión a los 14 años, pudo diferenciar con facilidad el azul, el verde y el naranja.
El éxito de la prueba hizo que el presidente de la asociación, Hernán Boada, expresara con emoción: "¡Ya estamos viendo!"
"La ciencia y todas estas personas nunca se olvidaron de nosotros, y ahora el ciego va eliminando la barrera de la ceguera. Sólo nos falta eliminar la barrera social", dijo Boada.
El directivo dijo que pedirá a la vicepresidencia de Ecuador, que gestiona un programa de ayuda a los discapacitados, que facilite la importación o la fabricación nacional de los chips necesarios para que el sistema funcione de manera portátil, con la cámara instalada en la cabeza de la persona, que cuestan 150 dólares.
Harbisson regresa ahora a Europa, pero se mantendrá en contacto con informáticos ecuatorianos para impulsar proyectos de este tipo, según dijo.
"Tenemos la suerte de que en el país hay un grupo de chicos jóvenes que pueden crear chips y un grupo de personas que quieren utilizar la tecnología para mejorar su vida", señaló.
EFE
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