Los científicos consideran que el agua encontrada en estos astros pudo originar los océanos de nuestro planeta.
Por primera vez se ha descubierto agua helada, acompañada de otros componentes orgánicos, en la superficie de un asteroide, según dos investigaciones publicadas esta semana en Nature.
Ambos estudios parecen apuntar al agua encontrada en los meteoritos primitivos y las moléculas que contienen como posible origen de los océanos de nuestro planeta.
El 24 Themis, uno de los mayores asteroides del cinturón principal, ha atraído la atención de los astrónomos porque varios de los miembros más pequeños han sido identificados como cometas de ese cinturón con colas de polvo derivadas de la sublimación del agua helada.
El cinturón principal o cinturón de asteroides es una región del sistema solar comprendida entre las órbitas de Marte y Júpiter y que alberga multitud de objetos irregulares como asteroides o planetas menores.
Aunque ya se habían identificado minerales hidratados en las superficies de los asteroides y se pensaba que una de las fuentes del agua de la Tierra eran los asteroides de la parte más externa del cinturón principal, hasta ahora no se les había atribuido directamente el origen del agua oceánica.
En una de las investigaciones, llevada a cabo por la Universidad Johns Hopkins de Laurel (EE.UU.), se utilizó la técnica de la espectroscopia con el empleo de un telescopio infrarrojo situado en el volcán inactivo Mauna Kea de Hawai.
El equipo liderado por Andrew Rivkin constató un fenómeno de absorción en el espectro de luz reflejado por el asteroide, lo cual sólo puede explicarse por la existencia allí de una fina capa de hielo que, junto a material carbonoso, recubre los minerales existentes en la superficie del asteroide.
La segunda investigación, llevada a cabo por científicos de la Universidad Central de Florida (EEUU) y dirigida por Humberto Campins, llegó a la misma conclusión.
Los científicos dedujeron de la constancia observada en el espectro de luz pese a la rotación de los asteroides que el hielo y el material orgánico estaban difundidos uniformemente por toda su superficie.
El científico Henry Hsieh, de la Universidad Queen"s de Belfast (Reino Unido), en un artículo que acompaña ambas investigaciones, compara el descubrimiento del agua helada del asteroide con la vida fósil, ya que, según él, se trata de una reliquia del origen del sistema solar que se pensaba que había desaparecido hace mucho tiempo.
-EFE-
Ambos estudios parecen apuntar al agua encontrada en los meteoritos primitivos y las moléculas que contienen como posible origen de los océanos de nuestro planeta.
El 24 Themis, uno de los mayores asteroides del cinturón principal, ha atraído la atención de los astrónomos porque varios de los miembros más pequeños han sido identificados como cometas de ese cinturón con colas de polvo derivadas de la sublimación del agua helada.
El cinturón principal o cinturón de asteroides es una región del sistema solar comprendida entre las órbitas de Marte y Júpiter y que alberga multitud de objetos irregulares como asteroides o planetas menores.
Aunque ya se habían identificado minerales hidratados en las superficies de los asteroides y se pensaba que una de las fuentes del agua de la Tierra eran los asteroides de la parte más externa del cinturón principal, hasta ahora no se les había atribuido directamente el origen del agua oceánica.
En una de las investigaciones, llevada a cabo por la Universidad Johns Hopkins de Laurel (EE.UU.), se utilizó la técnica de la espectroscopia con el empleo de un telescopio infrarrojo situado en el volcán inactivo Mauna Kea de Hawai.
El equipo liderado por Andrew Rivkin constató un fenómeno de absorción en el espectro de luz reflejado por el asteroide, lo cual sólo puede explicarse por la existencia allí de una fina capa de hielo que, junto a material carbonoso, recubre los minerales existentes en la superficie del asteroide.
La segunda investigación, llevada a cabo por científicos de la Universidad Central de Florida (EEUU) y dirigida por Humberto Campins, llegó a la misma conclusión.
Los científicos dedujeron de la constancia observada en el espectro de luz pese a la rotación de los asteroides que el hielo y el material orgánico estaban difundidos uniformemente por toda su superficie.
El científico Henry Hsieh, de la Universidad Queen"s de Belfast (Reino Unido), en un artículo que acompaña ambas investigaciones, compara el descubrimiento del agua helada del asteroide con la vida fósil, ya que, según él, se trata de una reliquia del origen del sistema solar que se pensaba que había desaparecido hace mucho tiempo.
-EFE-
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