El Bos buiaensis pasaba casi una tonelada y su cornamenta medía más de dos metros. Compartió su evolución con los humanos hace un millón de años.
Investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) hallaron los fósiles del antepasado de los toros en un yacimiento en Buia (Eritrea). El Bos buiaensis, como fue bautizado el hallazgo, medía pasaba casi una tonelada y su cornamenta medía más de dos metros.
El paleontólogo Bienvenido Martínez-Navarro, líder de la expedición que halló el fósil, comentó que el cráneo del animal estaba hecho añicos, por lo que solicitó la ayuda del restaurador Francesco Landucci, de la Universidad de Florencia.
"Se trata de una pieza espectacular que vino a confirmar la hipótesis que ya había lanzado yo dos años antes, cuando llegué a la conclusión de que los toros modernos tienen una estrecha relación con los búfalos de Olduvai", señaló el experto, según informa el portal del IPHES.
El Bos buiaensis vendría a ser un eslabón entre los búfalos de Olduvai, que hoy están extinguidos y se conocen como Pelovoris, y el Bos taurus primigenius, es decir, el toro salvaje de Europa actual.
"Aunque la estructura craneal tiene rasgos primitivos de los búfalos, su anatomía es la de un toro moderno, muy robusto y adaptado a una dieta de pastos, que vive en unos espacios abiertos porque con su cornamenta, de dos metros, no podría moverse entre la vegetación", comenta Martínez-Navarro.
Los investigadores concluyeron en que el Bos buiaensis compartió su evolución con los humanos hace un millón de años. Martínez-Navarro asegura que estos toros prehistóricos formaban parte de la dieta de los humanos primitivos. "Es probable que carroñearan las piezas que cazaban otros animales carnívoros", explica.
El paleontólogo Bienvenido Martínez-Navarro, líder de la expedición que halló el fósil, comentó que el cráneo del animal estaba hecho añicos, por lo que solicitó la ayuda del restaurador Francesco Landucci, de la Universidad de Florencia.
"Se trata de una pieza espectacular que vino a confirmar la hipótesis que ya había lanzado yo dos años antes, cuando llegué a la conclusión de que los toros modernos tienen una estrecha relación con los búfalos de Olduvai", señaló el experto, según informa el portal del IPHES.
El Bos buiaensis vendría a ser un eslabón entre los búfalos de Olduvai, que hoy están extinguidos y se conocen como Pelovoris, y el Bos taurus primigenius, es decir, el toro salvaje de Europa actual.
"Aunque la estructura craneal tiene rasgos primitivos de los búfalos, su anatomía es la de un toro moderno, muy robusto y adaptado a una dieta de pastos, que vive en unos espacios abiertos porque con su cornamenta, de dos metros, no podría moverse entre la vegetación", comenta Martínez-Navarro.
Los investigadores concluyeron en que el Bos buiaensis compartió su evolución con los humanos hace un millón de años. Martínez-Navarro asegura que estos toros prehistóricos formaban parte de la dieta de los humanos primitivos. "Es probable que carroñearan las piezas que cazaban otros animales carnívoros", explica.
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