Se trata de una rata chinchilla arborícola de Machu Picchu con un cuerpo de 25 centímetros y una cola de 20 centímetros más.
Un roedor de casi 50 centímetros que se creía extinto fue detectado a cinco kilómetros de la ciudadela inca de Machu Picchu por un guardabosque, informó el biólogo de ese Parque Arqueológico Nacional, Julio Ochoa.
El científico señaló que el pasado 13 de junio hizo este redescubrimiento cuando uno de los vigilantes del parque le mostró una fotografía que había tomado al roedor con su teléfono móvil.
Se trata de una rata chinchilla arborícola de Machu Picchu, conocida por el nombre científico de "Cuscomys oblativus", un roedor con un cuerpo de 25 centímetros y una cola de 20 centímetros más, cuyas osamentas fueron encontradas anteriormente en tumbas de la ciudadela, ocupada por los Incas hace unos 500 años.
Ochoa relató que cuando conoció el hallazgo fue hasta el puesto de vigilancia donde fue visto el animal por primera vez, a cinco kilómetros al sureste del centro arqueológico, pero no lo encontró.
Allí los guardaparques le contaron que el animal había llegado a ellos gracias a un porteador (hombres que cargan los equipajes de los turistas que se acercan a Machu Picchu), que lo había encontrado herido.
Los guardaparques lo cuidaron durante tres días, pero lo liberaron una vez estuvo sano, sin imaginar su importancia científica, añadió.
Según Ochoa, un cráneo de este roedor fue recogido en Machu Picchu a principios del siglo XX por la expedición realizada por el hombre que dio a conocer el complejo arqueológico al mundo, el norteamericano Hiram Bingham, quien lo trasladó a la Universidad de Yale, junto con otras piezas cerámicas y óseas.
Años más tarde, en 1916, el investigador George F. Eaton registró al mamífero con el nombre científico de "Abrocoma oblativa", que fue calificado como extinto.
Recientemente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reafirmó la situación de extinto del animal.
Ochoa afirmó que continúa ahora la búsqueda de un ejemplar vivo en el parque natural, con el objetivo de confirmar totalmente la existencia del roedor.
EFE