Científico español sostuvo que diminutas partículas producen problemas cardiovasculares, así como alergias y asma, al ser inhaladas por el ser humano.
Los aerosoles contaminan más que los óxidos de nitrógeno, los dióxidos de azufre o que el ozono, e influyen en el clima y en males respiratorios y cardiovasculares, dijo el director del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, en las Islas Canarias (España), Emilio Cuevas Agulló.
Según Cuevas, los aerosoles permanecen flotando en la atmósfera, absorben o dispersan la radiación solar, evitan que alcance la superficie terrestre y provocan que sean "retrodispersados hacia la atmósfera, por lo que juegan un papel importante en el clima, en la predicción de nubes y sus precipitaciones".
Además de su influencia climática, estas diminutas partículas de polvo de menos de diez micras que flotan en el aire tienen una incidencia muy importante en los procesos respiratorios, alergias y asma, al ser inhaladas por el ser humano.
También están asociados a problemas cardiovasculares, incluido los cardiacos, ya que, según el científico, "se ha descubierto que partículas muy pequeñas, nanopartículas, pueden entrar en el torrente sanguíneo y acelerar un proceso artificial de arteriosclerosis".
Cuevas Agulló apuntó que los investigadores de este observatorio de las Islas Canarias, perteneciente al Programa de Vigilancia Atmosférica Global (VAG) establecido por la OMM, han invertido "gran cantidad de esfuerzo" en comprobar la incidencia de los aerosoles, pues desde hace años les alarma el aumento de su influencia.
El científico considera que es "muy difícil" combatirlos, ya que prácticamente todos los procesos de combustión, desde el de la biomasa, el de rastrojos, las industrias y los automóviles producen estas partículas.
EFE
Según Cuevas, los aerosoles permanecen flotando en la atmósfera, absorben o dispersan la radiación solar, evitan que alcance la superficie terrestre y provocan que sean "retrodispersados hacia la atmósfera, por lo que juegan un papel importante en el clima, en la predicción de nubes y sus precipitaciones".
Además de su influencia climática, estas diminutas partículas de polvo de menos de diez micras que flotan en el aire tienen una incidencia muy importante en los procesos respiratorios, alergias y asma, al ser inhaladas por el ser humano.
También están asociados a problemas cardiovasculares, incluido los cardiacos, ya que, según el científico, "se ha descubierto que partículas muy pequeñas, nanopartículas, pueden entrar en el torrente sanguíneo y acelerar un proceso artificial de arteriosclerosis".
Cuevas Agulló apuntó que los investigadores de este observatorio de las Islas Canarias, perteneciente al Programa de Vigilancia Atmosférica Global (VAG) establecido por la OMM, han invertido "gran cantidad de esfuerzo" en comprobar la incidencia de los aerosoles, pues desde hace años les alarma el aumento de su influencia.
El científico considera que es "muy difícil" combatirlos, ya que prácticamente todos los procesos de combustión, desde el de la biomasa, el de rastrojos, las industrias y los automóviles producen estas partículas.
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