La investigación desgrana uno de los mecanismos que el parásito del género Ascaris emplea para resistir las defensas del organismo infectado.
Un grupo de investigadores, en su mayoría científicos españoles, lograron avances en el diseño de una vacuna para prevenir la acción de los parásitos del género Ascaris, causa de una de las infecciones por lombrices intestinales que afecta al 25 por ciento de la población mundial.
La investigación desgrana uno de los mecanismos que el parásito emplea para resistir las defensas del organismo infectado y aparaece publicada en el ultimo numero de la revista PNAS (Procedings of de National Academuy of Sciences), de
El estudio es fruto de la colaboración entre grupos del Instituto de Biología Molecular de Barcelona y de
Gomis-Rüth explicó que las lombrices del género Ascaris pueden vivir ancladas en el intestino humano durante años y llegar a una longitud de
"Para poder resistir en un medio tan agresivo, estos parásitos han desarrollado toda una serie de estrategias para evadir los mecanismos de defensa de los huéspedes infectados", agregó.
Los investigadores han analizado uno de esos mecanismos de defensa: la producción por parte de la lombriz del inhibidor "ACI".
Esta proteína impide la acción en la persona infectada de las metalocarboxipeptidasas, enzimas alojadas en el intestino que no sólo participan en los procesos digestivos, sino también en la defensa del organismo frente a los patógenos por medio de los mastocitos, células clave del sistema inmune del cuerpo humano.
Los científicos analizaron también la distribución del inhibidor "ACI" en diferentes tejidos y estadios de evolución de lombrices de la especie "Ascaris suum".
"Todos los datos obtenidos en el trabajo podrían sentar la base para el desarrollo de estrategias novedosas para desarrollar vacunas contra estas infecciones parasitarias", concluyó Gomis-Rüth.
Los parásitos del género Ascaris causan una de las infecciones más comunes por lombrices intestinales, con unos 1.500 millones de personas infectadas en todo el mundo, y tienen especial incidencia en la infancia y en países en condiciones sanitarias precarias.
EFE
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