El Museo de Historia Natural de Friburgo le colocó su primera baliza a Max, como fue bautizada la cigüeña, en julio de 1999.
Max, una cigüeña hembra de 13 años y medio que ostentaba hasta la fecha el récord mundial de seguimiento de un animal por baliza, ha muerto en España, informó hoy el museo de Historia Natural de Friburgo (Suiza).
Los responsables del museo, que colocaron a Max su primera baliza en julio de 1999, explicaron que su muerte fue constatada tras varios días en los que la baliza indicaba que la cigüeña no se movía y que la temperatura del animal había bajado drásticamente.
"Gracias a los buenos contactos entre el museo y ornitólogos españoles, miembros de la Sociedad Ornitológica Española se acercaron hasta el lugar y encontraron los restos de la cigüeña, así como la baliza que portaba, que todavía funcionaba", explicó a Efe Adrian Aebischer, zoólogo del museo friburgués.
Los ornitólogos no descartan una muerte accidental, ya que el cadáver de Max se encontró aproximadamente a 100 metros de una línea de alta tensión "a unos 20 kilómetros de Madrid, al este de las localidades de Pinto y Valdemoro", precisó el zoólogo suizo.
Los restos ya habían sido devorados por aves carroñeras, por lo que será difícil esclarecer las razones de la muerte, dijo Aebischer, que señaló que en el momento de su muerte Max iba o venía del Parque Regional del Este de la Comunidad de Madrid.
El récord de longevidad de una cigüeña es de 39 años, por lo que todo apunta a que la muerte de Max, a la que no se habían diagnosticado enfermedades, haya sido a causa de un accidente.
En los últimos años, según el científico suizo, Max pasaba los inviernos en Madrid o en Andalucía, y había dejado de viajar hasta África, como hizo en sus primeros 8 años de vida, porque en España encontraba suficiente alimento y agua para pasar la temporada.
En los últimos meses, su costumbre era ir al Parque Regional del Sureste durante el día y dormir en el barrio madrileño de Vallecas, según las indicaciones de la baliza, que retransmitió constantemente su información por satélite a los ornitólogos suizos.
El seguimiento de Max ha permitido conocer mejor las costumbres de estas aves migratorias, que son capaces de volar 500 kilómetros en un solo día si las condiciones de viento son favorables.
En total, Max recorrió más de 60.000 kilómetros, entre el norte de África, España, Francia, Suiza y el lago Constanza, en el sur de Alemania, lugar que eligió habitualmente para pasar el verano.
El ave fue bautizada como Max en homenaje a Max Bloesch (1908-1997), un ornitólogo que desde 1948 reintrodujo en Suiza cigüeñas procedentes de Alsacia (Francia) y del este de Europa.
EFE
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