Cuando nuestra mascota dirige su hocico al trasero de otro perro, lo que hace es recolectar mucha información sobre el otro animal, desde lo que come hasta su género o su estado emocional.
Siempre que sacamos a pasear a nuestros perros, nos damos cuenta que lo primero que hacen cuando se encuentra con otro can es olfatearse debajo de la cola. ¿Por qué hacen esto? La Sociedad Química de Estados Unidos (ACR, por sus siglas en inglés) asegura que el secreto está en la química.
Como es sabido, los perros tienen un olfato muy desarrollado, se cree que es entre 10.000 y 100.000 veces más sensible que el humano. Cuando nuestra mascota dirige su hocico al trasero de otro perro, lo que hace es recolectar mucha información sobre el otro animal, desde lo que come hasta su género o su estado emocional. Se podría decir que los perros conversan a través de la química.
Según observan los científico, este lenguaje químico está compuesto de trimetilamina y varios ácidos grasos volátiles, y el aroma puede cambiar de acuerdo a la genética y el sistema inmunológico del animal.
Los canes tienen un sistema olfativo auxiliar llamado órgano de Jacobson o vomeronasal, el cual está diseñado para la comunicación química. Este órgano tiene sus propios nervios que se comunican directamente con el cerebro.
Por último, no hay interferencias de otros olores, el órgano de Jacobson puede dedicarse sin distracciones a leer los aromas del nuevo amigo que quieren conocer.
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