Durante su misión, entre 1990 y 1999, el Rosat, de casi 2,5 toneladas de peso, giró alrededor de la Tierra en un una órbita elíptica a una distancia de entre 585 y 565 kilómetros de la superficie terrestre.
El satélite de rayos "X" alemán Rosat, fuera de servicio desde 1999, entró en la atmósfera terrestre, aunque se desconoce si, tras desintegrarse, alguna de sus partes cayó sobre la Tierra y el lugar donde eventualmente se produjo el impacto.
El Centro Aeroespacial Alemán (DLR) informó de que el satélite entró en la atmósfera de la Tierra entre las 03.45 horas (01.45 GMT) y las 04.15 horas (02.15 GMT), donde debió desintegrarse la mayor parte del objeto de 2,5 toneladas de peso.
Poco antes el DLR descartó desde su central en Colonia, al oeste de Alemania, que los restos del satélite pudieran caer sobre Europa, África o Australia.
En los últimos días los técnicos del Centro Aeroespacial Alemán habían insistido además en que las posibilidades de que algún componente del satélite llegara a producir daños al caer en la Tierra eran mínimas.
Definir el lugar exacto del impacto resultaba complicado, principalmente por la elevada velocidad del Rosat -una vuelta completa a la Tierra dura sólo 90 minutos-, así como por la rotación de nuestro planeta sobre su propio eje.
Los expertos tan sólo pudieron precisar que el Rosat caería sobre la Tierra entre los 53 grados de latitud norte y los 53 grados de latitud sur.
Durante su misión, entre 1990 y 1999, el Rosat, de casi 2,5 toneladas de peso, giró alrededor de la Tierra en un una órbita elíptica a una distancia de entre 585 y 565 kilómetros de la superficie terrestre.
Desde que fue puesto fuera de servicio, el satélite alemán perdía altura continuamente debido a la fricción con la atmósfera terrestre, de manera que a principios de septiembre pasado la distancia con la Tierra se había reducido hasta unos 290 kilómetros.
Cuando el Rosat entró en la atmósfera a una velocidad de 28.000 kilómetros por hora, el satélite se rompió previsiblemente en pedazos y la mayor parte se desintegró debido al extremo calor generado por el rozamiento.
EFE
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