Ello servirá para estudiar la compatibilidad psicológica y la tolerancia de los integrantes de una tripulación durante un vuelo interplanetario.
Seis voluntarios iniciarán mañana un simulacro de vuelo a Marte que los
mantendrá aislados del mundo durante 520 días y que servirá para
estudiar la compatibilidad psicológica y la tolerancia de los
integrantes de una tripulación durante un vuelo interplanetario.
Las compuertas del simulador de la nave espacial, instalado en el recinto del Instituto de Problemas Biomédicos (IPBM) de la Academia de Ciencias de Rusia, se cerrarán tras los "viajeros" al planeta rojo inmediatamente después de una rueda de prensa, que tendrá lugar a las 12.00 hora de Moscú (08.00 GMT).
"Todo está listo para el comienzo del experimento", dijeron a Efe en la oficina de prensa del IPBM.
Tres rusos, Alexéi Sítev, Sujrob Kamólov y Alexandr Smolenski, el ítalo-colombiano Diego Urbina, el francés Romain Charles, y el chino Wang Yue, compartirán durante un año y poco más de cinco meses los 550 metros cúbicos que suman los cuatro módulos cilíndricos que conforman el simulador.
Varios equipos reproducirán en los simuladores de módulos espaciales la composición del aire, la presión atmosférica y el nivel de ruido en la nave interplanetaria, además de regenerar las reservas de oxígeno y agua.
El módulo de vivienda incluye una cocina con mesa-comedor y unas minúsculas habitaciones forradas de madera de tres por dos metros para los tripulantes con cama, mesa y armario, retrete y una ducha, que sólo podrán usar una vez cada diez días.
Permanecerán aislados exactamente el tiempo que lleva el vuelo de ida y vuelta a Marte, 490 días, más otros 30 de estancia simulada en el vecino planeta.
En la fase "marciana" del experimento, se empleará un simulador de la superficie del planeta rojo, de 1.200 metros cúbicos, al que saldrán con sus escafandras los participantes en el experimento.
"Es un experimento diseñado para saber qué factores afectarán a la tripulación que viaje a Marte desde el punto de vista médico y psicológico", explicó a Efe Urbina cuando fue presentada la composición definitiva de la expedición.
Los voluntarios podrán abandonar el experimento cuando lo deseen sin tener que dar explicaciones, aunque se da por hecho que ninguno dejará el proyecto salvo por enfermedad o una crisis psicológica.
"No dispondrán de internet, ni podrán ponerse en contacto con sus familias, y afrontarán los mismos desafíos que los astronautas, con la excepción de la ingravidez", ha advertido el ruso Borís Morukov, director del proyecto.
En sus comunicaciones por radio con el "centro de control de vuelos", los voluntarios emplearán el nombre en clave "Kepler", en honor al gran astrónomo alemán Johannes Kepler.
El nombre en clave de la "expedición marciana" fue elegido en un concurso público, cuyo ganador, el ruso Yuri Vasin, podrá visitar el simulador y comunicarse por radio con sus ocupantes, cada uno de los cuales percibirá la suma de 3 millones de rublos, unos 100.000 dólares por participar en el experimento.
Las comunicaciones entre los voluntarios y el centro de control estarán estrictamente reglamentadas y, a medida que el simulador "se acerque" a Marte, el retardo de la señal irá aumentado hasta llegar a los 40 minutos.
En el curso del vuelo virtual no faltarán duras pruebas, incluidos simulacros de averías, que pondrán a prueba la capacidad de la tripulación para superar inesperados problemas técnicos y situaciones de estrés.
La Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos lanzaron en 2004 este ambicioso proyecto, al que se sumó posteriormente China y en el que también colaboran países como Estados Unidos y España.
En noviembre de 2007 se realizó un primer experimento preparatorio en el que seis voluntarios rusos permanecieron aislados del exterior durante dos semanas, mientras que en julio del año pasado se llevó a cabo un simulacro de vuelo al Planeta Rojo de 105 días. EFE
Las compuertas del simulador de la nave espacial, instalado en el recinto del Instituto de Problemas Biomédicos (IPBM) de la Academia de Ciencias de Rusia, se cerrarán tras los "viajeros" al planeta rojo inmediatamente después de una rueda de prensa, que tendrá lugar a las 12.00 hora de Moscú (08.00 GMT).
"Todo está listo para el comienzo del experimento", dijeron a Efe en la oficina de prensa del IPBM.
Tres rusos, Alexéi Sítev, Sujrob Kamólov y Alexandr Smolenski, el ítalo-colombiano Diego Urbina, el francés Romain Charles, y el chino Wang Yue, compartirán durante un año y poco más de cinco meses los 550 metros cúbicos que suman los cuatro módulos cilíndricos que conforman el simulador.
Varios equipos reproducirán en los simuladores de módulos espaciales la composición del aire, la presión atmosférica y el nivel de ruido en la nave interplanetaria, además de regenerar las reservas de oxígeno y agua.
El módulo de vivienda incluye una cocina con mesa-comedor y unas minúsculas habitaciones forradas de madera de tres por dos metros para los tripulantes con cama, mesa y armario, retrete y una ducha, que sólo podrán usar una vez cada diez días.
Permanecerán aislados exactamente el tiempo que lleva el vuelo de ida y vuelta a Marte, 490 días, más otros 30 de estancia simulada en el vecino planeta.
En la fase "marciana" del experimento, se empleará un simulador de la superficie del planeta rojo, de 1.200 metros cúbicos, al que saldrán con sus escafandras los participantes en el experimento.
"Es un experimento diseñado para saber qué factores afectarán a la tripulación que viaje a Marte desde el punto de vista médico y psicológico", explicó a Efe Urbina cuando fue presentada la composición definitiva de la expedición.
Los voluntarios podrán abandonar el experimento cuando lo deseen sin tener que dar explicaciones, aunque se da por hecho que ninguno dejará el proyecto salvo por enfermedad o una crisis psicológica.
"No dispondrán de internet, ni podrán ponerse en contacto con sus familias, y afrontarán los mismos desafíos que los astronautas, con la excepción de la ingravidez", ha advertido el ruso Borís Morukov, director del proyecto.
En sus comunicaciones por radio con el "centro de control de vuelos", los voluntarios emplearán el nombre en clave "Kepler", en honor al gran astrónomo alemán Johannes Kepler.
El nombre en clave de la "expedición marciana" fue elegido en un concurso público, cuyo ganador, el ruso Yuri Vasin, podrá visitar el simulador y comunicarse por radio con sus ocupantes, cada uno de los cuales percibirá la suma de 3 millones de rublos, unos 100.000 dólares por participar en el experimento.
Las comunicaciones entre los voluntarios y el centro de control estarán estrictamente reglamentadas y, a medida que el simulador "se acerque" a Marte, el retardo de la señal irá aumentado hasta llegar a los 40 minutos.
En el curso del vuelo virtual no faltarán duras pruebas, incluidos simulacros de averías, que pondrán a prueba la capacidad de la tripulación para superar inesperados problemas técnicos y situaciones de estrés.
La Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos lanzaron en 2004 este ambicioso proyecto, al que se sumó posteriormente China y en el que también colaboran países como Estados Unidos y España.
En noviembre de 2007 se realizó un primer experimento preparatorio en el que seis voluntarios rusos permanecieron aislados del exterior durante dos semanas, mientras que en julio del año pasado se llevó a cabo un simulacro de vuelo al Planeta Rojo de 105 días. EFE
Comparte esta noticia