La zona de aterrizaje tiene que satisfacer las necesidades técnicas del satélite y las del módulo de aterrizaje, indicó la Agencia Espacial Europea.
Tras diez años viajando por el Sistema Solar, la sonda Rosetta llegó a inicios de este mes a su destino, el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko, y ahora debe seleccionar el punto idóneo para aterrizar el próximo mes de noviembre entre cinco posibles localizaciones.
"La zona de aterrizaje tiene que satisfacer las necesidades técnicas del satélite y las del módulo de aterrizaje durante las fases de separación, descenso y aterrizaje", indicó la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.
La sonda lanzará el módulo Philae, el aparato de unos 100 kilos que se posará en la superficie, cuando el cometa todavía esté a una distancia de 450 millones de kilómetros del Sol, antes de que su actividad "alcance un nivel que pudiera poner en peligro la maniobra o alterar la composición de la superficie".
El lugar "tiene que ser relevante para las operaciones en superficie de los 10 instrumentos científicos que transporta Philae", agregaron los expertos de la ESA.
Para cada posible lugar de aterrizaje hay que analizar factores como si el módulo de aterrizaje será capaz de mantener un enlace apropiado con Rosetta, la presencia de peligros como grandes rocas, grietas profundas o pendientes pronunciadas.
Los científicos que controlan el dispositivo desde Toulouse, en el sur de Francia, han elegido cinco posibles candidatos en los que al menos han seis horas de luz solar durante cada rotación del cometa, condiciones de iluminación adecuadas "para observaciones científicas y para recargar las baterías del módulo de aterrizaje, sin llegar a sobrecalentarlo".
Para tomar la decisión final se analizarán los datos recolectados por la sonda a entre 100 y 20 kilómetros del cometa como "fotografías en alta definición de la superficie, las medidas de la temperatura del cometa y de la presión y la densidad del gas que rodea a su núcleo".
"En paralelo, también se ha determinado la orientación del cometa con respecto al Sol, su velocidad de rotación, masa y gravedad en la superficie. Todos estos factores juegan un papel importante a la hora de estudiar la viabilidad técnica de cada uno de los posibles lugares de aterrizaje", subrayó la ESA.
El próximo 14 de septiembre habrá terminado la evaluación de los cinco candidatos y se elegirá un destino y un suplente, que se anunciará el 12 de octubre, un mes antes de la fecha provisional de aterrizaje, el próximo 11 de noviembre.
"Este cometa no se parece a nada que hayamos visto antes, y presenta espectaculares formaciones que todavía no terminamos de comprender", explicó uno de los científicos del módulo de aterrizaje, Jean-Pierre Bibring.
La misión Rosetta, orgullo tecnológico de la exploración espacial europea, puede ser clave para descifrar la historia y la evolución de nuestro Sistema Solar y para encontrar respuestas sobre el origen del agua en la Tierra.
"Y quizás incluso sobre la vida", pues los cometas son "cápsulas del tiempo que todavía contienen materiales de la época en la que se formaron el Sol y los planetas", resumió la ESA.
EFE
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