Atlantis inició su viaje de retorno a la Tierra, con el que la NASA dará por concluido el programa de los transbordadores, cerrando un capítulo de treinta años de historia.
El transbordador Atlantis, con cuatro astronautas a bordo, soltó amarras de la EEI a las 06:28 GMT, cuando se encontraban a 391 kilómetros sobre el Océano Pacífico, al este de la localidad de Christchurch (Nueva Zelanda), tras haber estado 8 días, 15 horas y 21 minutos acoplada al laboratorio orbital.
El Atlantis completó una pirueta en torno a la EEI con el objetivo de que la tripulación de la estación pudiera hacer una inspección ocular del transbordador, mientras desde la nave tomaron fotos tridimensionales de alta calidad con el brazo robótico.
El propósito es determinar la condición de los paneles térmicos que revisten la cubierta, el borde delantero y la superficie de las alas que protegen el Atlantis que, al entrar en la atmósfera a su retorno, se someterá a una temperatura de unos 2.000 grados.
La tripulación, compuesta por el comandante Chris Ferguson, el piloto Dough Hurley y los especialistas de misión Sandra Magnus y Rex Walheim, volvió a agradecer la "hospitalidad" a los tripulantes de la EEI, antes de comenzar a alejarse del puesto orbital por última vez con rumbo a la Tierra.
A su regreso, previsto para el jueves a las 09:58 horas GMT en el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida), la NASA celebrará el éxito de la misión, pero como vienen diciendo durante meses los empleados de la agencia espacial será un momento "agridulce".
"No creo que esto signifique el final de los vuelos tripulados estadounidenses, pero estamos en un periodo de incertidumbre y no sabemos por cuánto tiempo", indicó Valerie Neal, conservadora del área de los transbordadores del Museo Nacional del Espacio, en una reciente entrevista.
"Han sido las naves de una generación entera y la parte más triste es que no hay otra nave esperando, no sabemos cómo va a ser el próximo vehículo espacial o cuál será el próximo destino" a conquistar, señaló.
La NASA ha cedido el testigo al sector privado para que desarrolle la nave del futuro, aprovechando algunas de las capacidades de la agencia espacial, y se ha marcado como nuevos objetivos para la exploración humana el alcanzar un asteroide en 2025 y el llegar a Marte en 2030. EFE
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