El cifrado de los datos del dispositivo impedirían a las autoridades proseguir con su trabajo.
Un problema tecnológico similar al del tiroteo de San Barnardino se ha sucitado en Texas. Un funcionario del FBI declaró en una conferencia de prensa que la agencia no puede acceder al smartphone de Devin Kelley, quien asesinó a 26 personas e hirió a otras 20 en una iglesia en Texas.
El problema radica en que el dispositivo está encriptado y sin un código de acceso no se puede desbloquear. La agencia no ha mencionado el modelo del smartphone de Kelley pero vuelve a resucitar un tema sobre seguridad.
En el año 2015, ocurrió lo mismo con el equipo del autor de la masacre de San Bernandino, cuyo iPhone no podía desbloquearse y Apple no quería otorgar una "llave maestra" al FBI para desbloquear el equipo.
"Con el avance de la tecnología, los teléfonos y las encriptaciones, las fuerzas del orden público, ya sea a nivel estatal, local o federal, no pueden acceder a estos teléfonos", declaró Christopher Combs, agente especial del FBI a cargo de la investigación.
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