En ProGamer analizamos la tercera expansión de Destiny 2: Forsaken, la cual quiere ser para este título lo que fue The Taken King para el primero.
Por Erich García; psicólogo, game designer y analista de videojuegos.
Bungie no puede tapar el sol con un dedo: Destiny 2 tuvo unas ventas prometedoras cuando se lanzó hace poco más de un año, además que por primera vez llevó su franquicia a la PC, algo que había sido reclamado por muchos fans en su momento. Sin embargo con el correr de los meses y tras dos expansiones, por no decir menos, decepcionantes; la desarrolladora estadounidense pone nuevamente la carne en el asador con Forsaken, una expansión de año 2 que de arranque da un golpe emocional a los seguidores de la franquicia con la pérdida de un personaje muy querido.
Vale decir que no es indispensable haber completado o siquiera haber jugado las expansiones anteriores; pero sí es necesario tenerlas para poder acceder al contenido de Forsaken. Esto probablemente sería un disuasivo para quienes no hayan comprado el juego base, pero felizmente tanto para PlayStation 4 como para PC hay alternativas interesantes:
En el caso de PS4, Destiny es uno de los juegos “gratuitos” que uno tiene por estar suscrito al servicio Plus, por lo que sólo necesitarías comprar las expansiones para poder jugar Forsaken. O, en el mejor de los casos, adquirir la edición legendaria a 60 dólares que incluye el juego base, las dos expansiones y Forsaken.
Para PC también puedes adquirir la edición legendaria digital o simplemente comprar las expansiones que están en oferta y luego Forsaken de manera independiente.
Todo esto es muy similar a cuando se lanzó The Taken King y posteriormente Rise of Iron.
La campaña: Cansina venganza
En base a la premisa de la venganza por la muerte de Cayde-6, es que nos enfrascamos en la misión de derrotar a los barones y finalmente a su líder, así que después de una explosiva misión inicial vas a por ello... Pero ahí es donde empiezan los problemas.
Es mejor decirlo directamente: el primer y mayor problema de Destiny 2 es su campaña. Las diversas actividades que se asignan en una de las nuevas zonas: Costa Enredada, resultan repetitivas (salvo algunas peleas con jefes) y sin mucha variedad con el transcurso de las horas. Es más, al no ayudar mucho la narrativa, si no has estado inmerso en el mundo de Destiny, encontrarás partes en las que te puedas sentir algo perdido.
Aún así, Bungie ha querido compensar este punto con algunos cambios que permiten que algunas personas puedan acostumbrarse un poco más rápido si es la primera vez que entran al mundo de Destiny, ya que el juego te brinda un ítem nivelador para estar preparado para afrontar el desafío de la nueva expansión. Vale decir que el rediseño del sistema de recompensas te hace percibir que la progresión pareciera más rápida al inicio, pero con el transcurso de las horas te darás cuenta que esto es porque el nuevo nivel límite de luz es de 600, necesitando un mínimo de 550 para una de las actividades más atractivas de la franquicia: la raid, llamada El Último Deseo.
Y dicho sea de paso, la raid se lleva a cabo en una nueva zona, probablemente la más llamativa y llena de contenido en los 4 años de la franquicia: la Ciudad Ensoñada.
Para poder acceder a ella, es necesario acabar la campaña venciendo a Uldren y sus seguidores, además de seguir una serie de pasos adicionales. Créanme: Vale totalmente la pena. Y es que mientras que cuando juegas la campaña sientes que el juego se queda corto en varios aspectos, las actividades de la Ciudad Ensoñada hacen que sientas que cada segundo en la, por momentos, tortuosa campaña ha valido el esfuerzo.
Por otro lado, la cantidad de contenido adicional es digna no sólo de compararse, sino de superar a la de The Taken King, al punto que podría decir, sin temor a equivocarme, que es la más grande expansión jamás hecha de Destiny. El menú de acciones, triunfos, colecciones y desafíos semanales son elementos que pueden mantenerte entretenido por semanas e incluso varios meses más. Lo interesante de esto es que hay algunas adiciones que no están restringidas sólo a quienes hayan comprado Forsaken, sino a todos los jugadores de Destiny 2.
Y es que un desacierto cometido en las expansiones anteriores había sido el cambio del sistema de equipamiento de armas, de modo que existían algunas restricciones en el tipo de arma a equiparte. Este cambio fue chocante para muchos jugadores cuando Destiny 2 fue lanzado, pues los obligaba a abandonar algunas de sus combinaciones favoritas del primer Destiny. Sin embargo, y para beneplácito de muchos, en Forsaken nos devuelven la libertad de configurar nuestro armamento como se nos venga en gana, bajo la condición que sólo una de las armas equipadas use la munición pesada. Esto quiere decir que, de quererlo así, podríamos equipar tres escopetas, por ejemplo. Y aunque no es lo más recomendable, dado que en cada expansión las armas suelen tener ventajas superiores a las de expansiones anteriores, puedes tener la oportunidad de seguir potenciando tus armas favoritas de expansiones anteriores (aunque tendrás que conseguir algunos ítems primero).
Otro importante añadido, y en lo personal mi favorito, es el arco y la flecha como arma principal. Puedo decir desde mi punto de vista que es el arma que más se me ha acomodado a mi estilo de juego desde que juego Destiny y de verdad me ha brindado los momentos más gratificantes al disparar. Tiene debilidades, claro, como su cadencia de disparo, pero a corta distancia puedes regular la tensión del arco para hacer disparos menos potentes pero mucho más rápidos para reacciones que así lo requieran.
Del mismo modo, tendremos nuevos movimientos super por cada clase, de las cuales tendremos la oportunidad de elegir uno al inicio de la campaña, mientras que las restantes de nuestra clase deberemos conseguirlos en misiones especiales una vez terminada la campaña. Interesante cambio, aunque no iguala las adiciones de nuevas clases completas que se hicieron para The Taken King, aunque se agradece el esmero de al menos acercarse a ello.
La paradoja entre recompensas justas y progresión lenta.
Ya había comentado que el nuevo nivel máximo es de 600, un rango mucho más amplio de progresión que en las expansiones anteriores. Sobre el tema, la gente de Bungie había estado recibiendo el feedback de la comunidad sobre la sensación de progresión lenta o poco recompensante de acuerdo a tu esfuerzo y es por eso que han cambiado el sistema a uno que permita que por cada actividad que realices tengas un cierto avance y desarrollo en tu personaje, obteniendo incluso recompensas del Eververso (como para que disminuya incluso la necesidad de los micropagos). Esto definitivamente se aplaude.
Pero lo que no se aplaude es que, al rediseñar este sistema de progresión, tengamos algunas partes en las que sientas que estás estancado porque incluso las actividades más recompensantes (y por ende, más difíciles) no son suficientes para poder superar fácilmente la barrera del nivel 530 de luz. Lo curioso del asunto es que para poder acceder a la actividad cumbre: la raid "El último deseo", necesitas tener como mínimo un nivel de 550 de luz. Uno podría acusar de falta de habilidad, pero es curioso que, consultando con otras personas que estuvieron jugando este juego, coincidamos todos que se siente este estancamiento.
Es por ello que también esperaremos a tener el nivel suficiente para poder hacer la raid y luego actualizar el presente análisis con una nota definitiva.
Conclusiones previas
Después de unas expansiones algo decepcionantes, Destiny 2: Forsaken recupera mi atención hacia la franquicia. No puedo decir que sea la expansión soñada por los que seguimos Destiny desde el 2014, pero puedo estar seguro que es una expansión con la que mucha gente se sentirá satisfecha.
A nivel de campaña todavía hay mucho trabajo por hacer, ya que otros jugadores quizá no tengan la paciencia que tuve para poder digerir las misiones en la Costa Enredada, pero la recompensa por ello es grande: las actividades que se desbloquean por ello hacen que cada segundo invertido haya valido la pena. El sistema de progresión ha tenido mejoras, pero todavía es necesario refinar algunas cosas para que muchos fans puedan quedar más tranquilos.
Tenemos una extensa variedad de armas y libertad para poder usarlas como nunca antes se tuvo, además de un entretenido modo híbrido multijugador: Gambito; además de una desafiante actividad clave: la incursión, para la cual seguimos afinando nuestro equipo para estar listos, ya que sin ella sería poco responsable dar una opinión final acerca del juego.
El presente análisis en curso de Destiny 2 se viene realizando con una copia digital para PC brindada por Activision.
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