La desaparición del pequeño mantiene a todos en vilo menos a Isabella que por ese incidente no puede celebrar su "boda civil" con el padre de sus hijos.
“Esto es lo único que me queda de mi Fer y hasta se parecen por el tamaño”, dice Joel mientras abraza su hervidor de agua. Se aparece un joven que le pide que le haga una carrera de dos cuadras pero Joel no quiere. “Por eso el país está como está, por mediocres como tú”, le dice. “Gracias Dios mío por enviarme a alguien para desquitarme, eres grande”, dice Joel mirando al cielo. Y se agarra a golpes con elrecién llegado.
Gladys no recibe noticias de su hijo. Aparece Tito y les dice a los González que deben ir a la morgue de niños para buscar a Oto, lo cual genera un gran desconsuelo en Gladys y las protestas de Teresa, Charo y Reyna. Al final lo echan y junto a Pepe deciden buscar al pequeño por las calles aledañas al nido.
Fernanda sigue conversando con su nona y le promete que en adelante le contará todo y le hará caso cuando le aconseje algo. Luego Francesca le cuenta que su madre estuvo a punto de casarse con Miguel Ignacio pero que la desaparición de Oto detuvo todo. Su nona le dice que su padre está en casa de los González. "Debo ir para ver en qué puedo ayudar", dice la joven. "¿Y si te encuentras con el susodicho? Se podría mal interpretar", le explica Francesca. Fernanda desiste de ir.
Joel termina de golpear a su ocasional cliente. “Hice lo que pude, trabajé más que nunca y todo salió mal. Por eso es que nadie me tiene que decir mediocre porque no lo soy”, le dice al cliente al que final echa.
Miguel Ignacio llega a la casa de los González y Gladys se echa a llorar en sus brazos. Él también está a punto de llorar. No hay noticias de Oto. Recibe la llamada de Fernanda y le cuenta lo que ha pasado. Teresa decide llamar a Pepe para saber si han encontrado al niño pero nada. Miguel Ignacio sigue pensando en quién puede haberse llevado al niño. Lucho interviene y le dice que Morgana Centurión es quien podría haberse llevado al niño.
Félix le cuenta a Lucifer que fue novio de Gladys. "Y siento que no debería estar en la oficina de Miguel Ignacio sino buscando a Oto", dice. En eso llega Morgana Centurión buscando a Miguel Ignacio. Y le exige que haga venir al ingeniero De las Casas. Miguel Ignacio llama a su oficina y le dice a Lucifer que Morgana tiene secuestrado a su hijo. Le pide que llame a la policía y que no la deje escapar. Morgana le pide a su abogado que tome nota de todo lo que está ocurriendo. “Así que te gusta secuestrar niños, ¿no? En la cárcel me enseñaron cómo se trata a gente como tú”, le dice Lucifer y se le va encima a Morgana que grita aterrada.
Viviana llega a casa y se encuentra con Raúl quien le dice que han secuestrado a Oto. Pero ella no le cree por más que Raúl insiste en que no está mintiendo. Y hasta le dice que iba a llamar a un amigo periodista pero al final desiste porque podría precipitar las cosas y no necesariamente para bien. Pero por su parte Manolo decide tomar medidas y llama al canal en el que trabajaba para dar la noticia del secuestro de Oto pero no le hacen caso.
“A lo mejor se lo llevó El Tunche”, dice Gilberto quien cree que como ha venido de la selva el niño ha traído a un espíritu maligno. “Yo creo que se lo llevaron los traficantes de órganos”, añade Alejo. “Creo que hay que buscarlo entre los muertos”, añade Tito. “Vamos que no hay que perder la esperanza”, dice Pepe y siguen en la búsqueda de Oto.
Miguel Ignacio se dispone ir a su oficina luego que ha llamado a Lucifer, quien le dice que ha neutralizado a Morgana y a su abogado. Al salir de la casa llega una camioneta del Serenazgo que ha encontrado a Oto luego de revisar los vídeos de las cámaras de seguridad. Miguel Ignacio y Gladys toman al niño en brazos muy felices pero la escena es contemplada desde la terraza de los Maldini por Isabella y Susú. Miguel Ignacio se da cuenta entonces que la desaparición de su hijo no fue un secuestro y llama a Lucifer para desactivar la retención de Morgana y su abogado a quienes la secretaria mantiene atados. Lucifer y Félix desatan a Morgana y su abogado y les piden disculpas por lo ocurrido pero al final terminan tras las rejas. “¿Cuánto tiempo me darán, 10, 15 años? ¡Soy reincidente pero soy inocente, solo obedecía órdenes!”, clama. Félix le dice que no se preocupe por él se echará la culpa de todo lo que ha pasado.
Raúl llega a su oficina y se encuentra a Manolo que está disfrazado como si fuera un habitante de Nairobi. Le dice que se han cancelado los reportajes pero Manolo le dice que es urgente para él hacer uno último pero que después hará frente a la realidad.
Un policía se dirige a la celda donde están Lucifer y Félix. “Señores, tienen suerte, se han levantado los cargos”, les dice pero ellos están disfrutando de su idilio y se besan apasionadamente. “Respete nuestra privacidad, deje la reja juntita, nosotros ya sabremos a qué hora saldremos”, le dicen al asombrado policía.
Miguel Ignacio regresa a la casa Maldini y se encuentra a Isabella al pie de la escalera rodeada de varias maletas. “Ya no te quiero en esta casa”, le dice. “Nos íbamos a casar y te importó un pepino todo cuando te llamó la selvática”, añade. “Pero Isabella, mi hijo se perdió, fue verdad, él no está acostumbrado a la ciudad”, responde Miguel Ignacio. “¡No te das cuenta que todo fue un plan de la selvática para engañarte con esa historia del niño de la selva!, grita Isabella. Miguel Ignacio insiste en que se trata de su hijo. “¡Tú solo tienes dos hijos! ¡Quiero que te vayas!”, grita Isabella.
Mientras tanto, Francesca le reclama a Carlos por qué nunca está en la casa. “Tú sabes que hice un juramento y debo atender a mis pacientes a la hora en que me necesiten”, le dice Carlos. “O sea que tendré que esperar a que me dé una trombosis para tenerte a mi lado”, exclama Francesca. Entonces Carlos la mira sonriendo y le hace una proposición. “¿Un chiquitingo?”, le dice. Y Francesca acepta.
Monserrat escucha la discusión de Miguel Ignacio e Isabella y fiel a su estilo y costumbres sube corriendo las escaleras e irrumpe como una tromba en el dormitorio de Francesca. “¡Tiene que ver esto! ¡La señora Isabella está botando al señor Miguel Ignacio!”, grita. “¡¡¡Fuera!!!”, grita Francesca que está en su cama con Carlos. “¡¡¡Mañana mismo esta chica se va de esta casa!”, le dice a Carlos. Pero al final toman las sábanas y salen a ver lo que está pasando en la primera planta.
Miguel Ignacio le dice a Isabella que Gladys no significa nada para él pero que Oto es su hijo y aunque tenga a Nicolás y Fernanda, debe recordar que su hijo menor nació cuando ella estaba casada con su saltimbanquis. “Mañana nos podemos casar. Olvidemos todo”, le propone. Isabella cambia radicalmente su tono de voz y mira tiernamente a Miguel Ignacio. Desde lo alto, Francesca, Carlos y Monserrat le hacen señas con las manos para que no acepte. “¿Me juras que nunca más tendrás nada con la salvaje?”, le pregunta a Miguel Ignacio. “Sí. Mañana nos casaremos”, le propone. Ella acepta pero pone una condición. “Nos casamos pero no verás nunca más ni a Gladys ni a ese niño selvático”, responde Isabella. “¡Pero es mi hijo!”, dice Miguel Ignacio. “¡En qué idioma quieres que te diga que ese niño no existe para mí!”, grita Isabella fuera de sí.
Teresa ve por la laptop el último reportaje de Manolo quien anuncia que ha tomado una decisión. “Este es mi último reportaje y les anunció que me quedaré a vivir aquí en Nairobi porque he encontrado al amor de mi vida”, dice mientras muestra el retrato de una mujer de color. Teresa se pone a llorar pero piensa que hay alguien que podrá ayudarla. Corre en busca de Socorro a quien le hace ver la grabación del reportaje. “Pero se le ve feliz, ¿no?”, dice ante la desesperación de Teresa. “No te preocupes que ya volverá”, añade. “Sí, pero volverá casado”, exclama Teresa.