Los tres terminan en una trifulca que hace que el dueño del inmueble le exija al hijo de Peter que abandone el cuarto inmediatamente debido al escándalo.
Kerly Troncoso regresa al cuarto de Manolo con el pretexto de devolverle su “lapicero de la suerte” que le ha permitido ser admitida como practicante en un importante medio local. La joven no deja de mirar a su maestro de un modo que él se siente un poco en lucha contra sí mismo.
En un descuido, Kerly besa a Manolo en la boca y luego lo jala a la cama. Manolo se resiste porque dice ser un maestro que se respeta. En eso oyen la voz de Teresa que se aproxima al cuarto. “Sube a mi taxi churro”, canturrea la novia de Manolo.
El profesor no sabe qué hacer y al final esconde a Kerly debajo de la cama. Y como siempre ocurre en estas circunstancias, las cosas se empiezan a complicar hasta que Manolo envía a Teresa al baño a buscar algo que había olvidado la última vez que lo visitó. Saca a Kerly debajo de la cama y la insta a marcharse pero la joven lo jala a la cama y lo vuelve a besar.
Teresa se encuentra con la escena de sopetón y se arma una gresca con gritos, jaloneos y golpes. Kerly grita que está enamorada de Manolo. “Pero él no me ama, él todo el tiempo habla de que te ama a ti”, dice Kerly y se va.
Llega don Porfirio, el casero del cuarto que ocupaba Manolo y lo obliga a que deje la habitación inmediatamente. “¡Los vecinos no pueden dormir por todo este escándalo! ¡Tienes cinco minutos para irte!”, le dice. “¡¿Ves lo que lograste!? ¡Ya me quedé sin casa! ¡Debes estar contenta!”, exclama Manolo.
Teresa mira llorosa a Manolo y le da una bofetada. “¡Mentiroso! ¡Me dijiste que era una alumna fea!”, le grita y se va.
Manolo termina con sus maletas en la calle.