No eran drogas ni joyas, pero su valor superaba los 7 millones de dólares. Lo que encontró la CBP sorprendió a todos en la frontera de Estados Unidos.
A veces, lo que parece un simple producto cotidiano realmente no lo es. En las fronteras de Estados Unidos, no solo se lucha contra el tráfico de drogas o la entrada ilegal de personas, sino también contra la distribución de objetos que, aunque comunes, pueden representar un verdadero riesgo para los consumidores y la economía del país.
Recientemente, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) logró interceptar un cargamento que, a simple vista, podría haber pasado desapercibido. Pero tras una revisión detallada, las autoridades estadounidenses confirmaron que el valor de los artículos superaba los 7 millones de dólares y estaban lejos de ser lo que prometían.
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Texas: La CBP reunió más U$D 7 millones en estos artículos
En Estados Unidos, la seguridad en las fronteras va mucho más allá de lo que muchos imaginan. Aunque los decomisos de drogas suelen llevarse los titulares, las autoridades también están atentas a otro tipo de amenazas menos evidentes pero igual de dañinas: los productos falsificados. En Texas, por ejemplo, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) realizó una incautación que sorprendió por su magnitud y por el tipo de mercancía involucrada: cargadores de teléfono que imitaban una reconocida marca.
El hallazgo tuvo lugar en el Puerto de Entrada de Houston, donde el Equipo de Control Comercial interceptó un enorme cargamento de 373 000 cargadores USB que pretendían ser de la marca Apple. Los artículos estaban distribuidos en 7 460 cajas y lucían todos los sellos y marcas que suelen acompañar a los productos originales. Sin embargo, tras una revisión detallada y una consulta directa con la empresa, se confirmó que eran falsificaciones.
La CBP explicó que este tipo de productos, aunque puedan parecer inofensivos, son parte de un mercado ilegal mucho más amplio. Estas mercancías falsificadas suelen venderse en plataformas de comercio electrónico por redes criminales que buscan aprovecharse de consumidores que desconocen el engaño. Además del riesgo económico, también existen peligros para la seguridad del usuario, ya que muchos de estos dispositivos no cumplen con estándares mínimos de calidad.
Desde la agencia recordaron que la falsificación es un delito que va más allá del simple robo de marca: afecta empleos legítimos, evade impuestos y puede estar vinculado a otras actividades delictivas como el trabajo forzoso. Comprar estos productos también es ilegal y puede tener consecuencias. Por eso, CBP insiste en que los consumidores deben estar alertas, informarse bien antes de adquirir productos en línea y exigir siempre calidad y autenticidad por su dinero.