Ama Sow viajó a Estados Unidos para perseguir su sueño de jugar baloncesto, pero cuando su escuela cerró, una familia en Pittsburgh lo acogió y le cambió la vida.
En 2021, el joven senegalés Ama Sow soñaba con jugar baloncesto en Estados Unidos. Con esfuerzo y talento, logró que una escuela privada lo patrocinara. Sin embargo, al poco tiempo de su llegada en 2022, la institución cerró, dejándolo sin hogar ni recursos.
Fue entonces cuando David McComb, dueño de un restaurante en Pittsburgh, recibió una llamada de un amigo pidiéndole ayuda. Sin dudarlo, aceptó acoger a Sow en su casa, a pesar de tener ya tres hijos. "Simplemente dije ‘OK’", recuerda McComb. Su esposa, Nicole, aunque sorprendida, lo recibió con los brazos abiertos.
Para Sow, la adaptación no fue fácil: nunca había usado un lavavajillas ni tomado una ducha caliente. Pero con el tiempo, su nueva familia lo apoyó en todo. Ahora, en su último año de secundaria, ha logrado su meta: jugará baloncesto en la Universidad de Tennessee en Martin, en la liga NCAA División 1.
Más allá del deporte, Sow valora el vínculo que ha formado. "Una familia está contigo para siempre", dice. Y Nicole confirma: "Lo amamos. Es parte de nuestra familia".
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