Donald Trump resurge con su intención de comprar Groenlandia, una propuesta polémica que genera reacciones internacionales y redefine las prioridades geopolíticas en el Ártico.
El presidente electo Donald Trump ha reavivado el debate con su renovado interés en comprar Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca. A pesar de las repetidas negativas de los funcionarios groenlandeses y daneses de que la isla no está en venta, Trump ha calificado la adquisición como una "necesidad" para la seguridad nacional de Estados Unidos, según una declaración en su plataforma Truth Social.
The Washington Post analizó esta controvertida propuesta, sus motivaciones estratégicas y las reacciones globales.
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Groenlandia: ¿Un activo estratégico o una ambición irrealista?
Groenlandia, una vasta isla ártica tres veces más grande que Texas, tiene una gran importancia estratégica debido a su ubicación y recursos. La Base Espacial Pituffik de las fuerzas armadas de EE. UU., establecida durante la Guerra Fría, desempeña un papel crucial en la defensa contra misiles y misiones de vigilancia espacial.
El renovado interés de Trump en Groenlandia destaca su importancia percibida para la seguridad nacional, particularmente mientras potencias globales como China y Rusia compiten por influencia en el Ártico.
Rica en recursos naturales como petróleo y minerales raros, incluidos el neodimio y el disprosio, Groenlandia representa una oportunidad económica y estratégica. Estos materiales son esenciales para tecnologías avanzadas y se obtienen predominantemente de China y Rusia.
El impulso de Trump por adquirir Groenlandia se alinea con la defensa previa de figuras como el senador Tom Cotton, quien destacó los beneficios estratégicos en un artículo de opinión de 2019 para The New York Times.
Video: YouTube | RTVE Noticias
La firme posición de Groenlandia e implicaciones globales
El primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, ha reiterado la posición del territorio: "No estamos en venta y nunca estaremos en venta". Este sentimiento refleja las respuestas de su primer mandato cuando propuestas similares fueron recibidas con resistencia. Dinamarca, que ha gobernado Groenlandia durante más de dos siglos, mantiene cierto control sobre su política exterior y apoya su autonomía.
En ese sentido, la propuesta de Trump plantea interrogantes sobre las implicaciones geopolíticas de las ambiciones de EE.UU. en el Ártico. A medida que dicha zona adquiere mayor relevancia estratégica, Groenlandia sigue siendo un punto focal para la competencia internacional.
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