Desde sus orígenes con inmigrantes alemanes hasta su arraigo como símbolo de la primavera y la celebración de la Pascua, esta tradición colorida y entrañable ha perdurado a lo largo de los siglos.
Este 31 de marzo se celebra la Pascua en los Estados Unidos, una festividad que combina elementos religiosos con tradiciones más secularizadas que celebran la llegada de la primavera y la nueva vida. Entre estos símbolos se encuentran los huevos y las flores, pero uno de los más reconocidos es el Conejo de Pascua.
Una de las teorías más difundidas sobre el Conejo de Pascua sugiere que este símbolo llegó a Estados Unidos en el siglo XVIII con inmigrantes alemanes que se establecieron en Pensilvania. Estos inmigrantes traían consigo la tradición de una liebre que ponía huevos llamada Osterhase o Oschter Haws. Los hijos de estos inmigrantes construían nidos para que la criatura depositara huevos de colores, dando inicio a una costumbre que eventualmente se extendió por todo el país.
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Los orígenes exactos del Conejo de Pascua siguen siendo un tanto inciertos, aunque la teoría de su llegada a Estados Unidos con los inmigrantes alemanes es la más respaldada por la evidencia histórica. Esta tradición evolucionó con el tiempo, pasando de nidos a canastas decoradas y ampliando los regalos que se dejaban, incluyendo chocolate y otros dulces.
La asociación del conejo con la Pascua se enlaza con la diosa Ostara, una figura pagana de la fertilidad cuyo símbolo animal era precisamente el conejo. Esta combinación de influencias religiosas y tradiciones populares ha dado lugar a una celebración en la que los niños estadounidenses esperan ansiosamente la visita del Conejo de Pascua, quien tradicionalmente deja huevos y golosinas en sus hogares.
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