Catherine Austin Fitts afirma que el Estado estadounidense construyó al menos 170 complejos subterráneos con fondos públicos desviados entre 1998 y 2015.
Una nueva teoría ha agitado las redes y foros de conspiración luego de que Catherine Austin Fitts, exfuncionaria del Departamento de Vivienda de Estados Unidos bajo el gobierno de George H. W. Bush, afirmara que el Estado habría financiado en secreto la construcción de al menos 170 ciudades subterráneas con el objetivo de proteger a las élites globales ante una posible extinción masiva. La revelación se dio en una entrevista con el presentador Tucker Carlson, donde la también analista financiera aseguró que estos refugios cuentan con tecnología y energía avanzada desconocida para el público.
Según Fitts, el proyecto habría iniciado a fines de los años 90 y habría utilizado aproximadamente U$D 21 billones en fondos públicos desviados entre 1998 y 2015, citando como respaldo un informe de 2017 elaborado por el economista Mark Skidmore. Este documento habría identificado irregularidades en el manejo presupuestal de los departamentos de Defensa y Vivienda, describiendo “gastos no autorizados” sin justificación clara. Aunque no presentó evidencia directa, Fitts dijo confiar plenamente en los hallazgos del informe.
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Los refugios estarían interconectados
Las supuestas ciudades subterráneas no solo estarían distribuidas por el territorio continental de Estados Unidos, sino que también existirían bajo el océano, en zonas costeras estratégicas e incluso en otros puntos del mundo. Fitts aseguró que todas las instalaciones estarían interconectadas por un sistema de transporte ultrarrápido y alimentadas por una fuente de energía avanzada que, según ella, ya ha sido usada en tecnología militar no revelada. A modo de ejemplo, mencionó naves aéreas con desplazamientos imposibles para la tecnología convencional, insinuando que podrían estar asociadas a este tipo de desarrollos secretos.
Uso militar y proyectos fuera del alcance público
Más allá de servir como refugios, estos complejos tendrían funciones confidenciales que incluirían un programa espacial secreto, según la exfuncionaria. Si bien existen antecedentes de instalaciones militares subterráneas reconocidas públicamente, como Cheyenne Mountain en Colorado o el búnker bajo el hotel Greenbrier en Virginia Occidental, las declaraciones de Fitts apuntan a una red de proporciones globales y de acceso restringido incluso dentro de la estructura estatal tradicional.
Teorías pasadas de Fitts generan escepticismo
El testimonio ha generado reacciones encontradas. Algunos sectores lo vinculan con una creciente desconfianza hacia las instituciones oficiales, mientras que otros recuerdan que Fitts ha promovido en el pasado teorías igualmente polémicas. Entre ellas, la creencia de que ciertas vacunas modifican genéticamente a las personas o que existe un plan de control mental global liderado por una élite no identificada. Esta acumulación de afirmaciones sin pruebas ha llevado a muchos a poner en duda sus declaraciones actuales.
A pesar de la falta de evidencia concreta, la idea de una red secreta financiada con fondos públicos despierta curiosidad y refuerza la percepción de que hay aspectos de la administración gubernamental que se mantienen lejos del conocimiento ciudadano. Mientras tanto, las llamadas “ciudades subterráneas” seguirán ocupando un espacio entre el misterio, la teoría conspirativa y la demanda por mayor transparencia estatal.
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