Aunque los futbolistas podrían competir sin problemas, los aficionados venezolanos enfrentan posibles obstáculos para ingresar a Estados Unidos.
La selección de Venezuela podría hacer historia si logra clasificar al Mundial de 2026, pero su posible participación se cruza con las estrictas restricciones migratorias impuestas recientemente por el presidente Donald Trump, quien firmó una orden ejecutiva que limita el ingreso a ciudadanos de varios países, incluida Venezuela.
La medida firmada el 4 de junio prohíbe la entrada a Estados Unidos a ciudadanos de una docena de países, entre ellos naciones de Medio Oriente, África y Venezuela. Aunque la normativa contempla algunas excepciones para eventos de gran magnitud, como la Copa Mundial de la FIFA, la incertidumbre persiste, especialmente para los hinchas que deseen acompañar a la Vinotinto en tierras norteamericanas.
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La normativa permitiría el ingreso de los jugadores
Pese a las restricciones generales, la orden ejecutiva contempla una cláusula que abre la puerta a los deportistas que participen en torneos internacionales de alto perfil. Esto significa que, de clasificar, los jugadores de la selección venezolana sí tendrían permitido ingresar a EE.UU. para disputar el Mundial 2026. La FIFA, como ente rector, ha gestionado con gobiernos anfitriones anteriores mecanismos para asegurar la presencia de todos los equipos, lo que refuerza esta posibilidad.
La afición venezolana podría quedarse fuera del torneo
El panorama para los aficionados; sin embargo, es distinto. Las restricciones migratorias actuales complican la obtención de visados de turismo, lo que pone en jaque la presencia de seguidores venezolanos en los estadios estadounidenses. Aunque la administración Trump dejó abierta la puerta a excepciones individuales o humanitarias, estas se evaluarían caso por caso y dependerán del contexto político y migratorio al momento del torneo.
La falta de acceso al Mundial para la afición significaría un golpe emocional para una hinchada que ha acompañado a la Vinotinto en su proceso de crecimiento. Además, pone sobre la mesa un desafío organizativo para la FIFA, que deberá considerar la inclusión plena de todos los países clasificados, tanto dentro como fuera del campo de juego.
El gobierno estadounidense podría modificar estas condiciones dependiendo del contexto global y de las relaciones bilaterales con Venezuela. Hasta entonces, tanto los organismos deportivos como los hinchas deben prepararse para diferentes escenarios, en los que la diplomacia jugará un papel clave.
Mientras tanto, el equipo técnico liderado por Fernando Batista sigue enfocado en lograr la ansiada clasificación, sin perder de vista que el camino al Mundial también implica sortear barreras fuera del campo. La ilusión está viva, pero el contexto migratorio exige prudencia, gestión política y un acompañamiento internacional atento.
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