Se trata de un concepto que defienden aquellas parejas conformadas entre familiares que recién se conocen de adultos.
El concepto de "Atracción sexual genética" (GSA, de acuerdo a sus siglas en inglés) es uno que defienden aquellas parejas conformadas entre familiares que recién se conocen de adultos.
Un caso reciente es el de una madre con su hijo. Kim West, de 51 años, y su hijo Ben Ford, de 32, según reportó el diario británico New Day. La historia se reduce al reencuentro de ambos luego que ella diera a su bebé en adopción, con apenas un mes de nacido.
El psicoterapeuta de Nueva York Joe Soll sostiene que no todos los familiares reencontrados se sienten atraídos eróticamente. En su opinión el término debería quedarse en atracción genética y desprenderse del adjetivo sexual, pues sostiene que esos mal llamados romances recrean el lazo afectivo que se establece entre una madre y su bebé, pero que se conocen recién de adultos.
“La relación materno filial es muy sensual, pero no definimos como romance o enamoramiento cuando una madre está amamantando, acunando, acariciando o intercambiando miradas profundas con su retoño. A menudo la gente que experimenta GSA me cuenta que lo único que quieren es acurrucarse juntos. Hay una urgencia en recuperar esa intimidad que debió de haber existido y fue denegada”, dijo Soll en declaraciones para el periódico The Guardian.
Por su parte, el filósofo y sociólogo finés Edvard Westermark argumenta en su libro La historia del matrimonio humano, publicado en 1891, que las personas que viven cerca durante los primeros años de vida, se vuelven insensibles a la atracción sexual entre sí.
El término incesto es más asociado al punto de vista genético. Una investigación a cargo de los psicólogos de la University of St Andrews, en Escocia, apunta a que desde que nacemos llevamos grabadas unas ciertas características familiares con las que nos sentimos más a gusto y hacía las que nos sentimos atraídos.
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