Detectar tempranamente los problemas o retrasos en el habla de los niños puede evitar posibles consecuencias como el fracaso escolar, conductas de aislamiento o problemas de autoestima.
Detectar tempranamente los problemas o retrasos en el habla de los niños puede evitar posibles consecuencias derivadas del trastorno específico del lenguaje (TEL) como el fracaso escolar, conductas de aislamiento o problemas de autoestima.
Según la psicóloga clínica infantil y experta en el lenguaje, Alicia Fernández-Zúñiga, "La detección precoz es básica para poder iniciar el tratamiento lo antes posible y minimizar los riesgos que conlleva a lo largo de la vida del niño".
Fernández-Zúñiga explica a Europa Press que "se puede detectar desde edades muy tempranas, es decir, desde los 2 ó 2 años y medio se observa en el niño un retraso importante del lenguaje".
El TEL es un trastorno grave y duradero que afecta a la adquisición del lenguaje desde sus inicios, se prolonga durante la infancia y la adolescencia, pudiendo dejar en algunos casos secuelas significativas en la edad adulta.
Concretamente, los niños con TEL tienen dificultades en alguna o todas las dimensiones lingüísticas. Existen diferentes niveles de gravedad ya que puede estar afectada la expresión solamente o también la comprensión y la expresión oral.
Sea como sea, la psicóloga insiste en que "en el TEL la dificultad es persistente y resistente al tratamiento. Existe una evolución y mejora, pero es lenta y difícil".
Estas dificultades pueden hacer que, si el niño no tiene una habilidad comunicativa bien desarrollada cuando empieza a relacionarse a partir de los tres años en el colegio con otros niños, le resulte complicado defender sus derechos y manifestar lo que piensa y necesita.
"Por lo que le costará relacionarse socialmente y puede llegar incluso a aislarse o a tener una vida social reducida en la adolescencia", asegura Fernández-Zúñiga.
Además, cuando los niños con TEL perciben esa dificultad para comprender o explicar lo que les gustaría transmitir a los demás, "el trastorno puede derivar en problemas de autoestima", añade.
Se estima el TEL afecta entre un 3 y un 7 por ciento de los niños, correspondiéndose la cifra más baja con los que están bien diagnosticados y la más alta con los que aún no lo están o están diagnosticados con otro problema.
Comparte esta noticia