El nuevo exclusivo de la consola de Sony se estrena mañana, y en Progamer hemos podido experimentar este juego de apocalipsis zombie y exploración en mundo abierto.
Por Erich García.
El día que iba a ser lanzado inicialmente, en algún día del 2018 que solo los desarrolladores y Sony Interactive Entertainment conocen y como podemos suponer, Days Gone no iba a estar listo. Vieron entonces prudente retrasar la fecha para el 2019, cuando seguramente ya hubiese pasado el efecto avasallador que tendría otro exclusivo de la PlayStation 4, el posteriormente galardonado God of War, que ocuparía planas la primera mitad del 2018. Además, desde el E3 2017 se sabía que en la segunda mitad se lanzaría Marvel Spider-Man, otro exclusivo que pintaba como sumamente atractivo.
Probablemente, el juego debía haber estado en una fase de control de calidad durante todo ese tiempo ya que, después de todo y aunque no es el primer juego de acción-aventura de Bend Studio -recordemos Syphon Filter- sí es el primero de mundo abierto que combina la acción en tercera persona con el survival horror, algo que no es nada sencillo de hacer -preguntémosle a Ubisoft por Assassin’s Creed, por ejemplo- y que requiere no solo un enciclopédico documento de diseño de juego -o por sus siglas en inglés GDD- sino también un titánico trabajo de pruebas, ya que las posibilidades del jugador en este tipo de experiencias son mucho mayores a las que se tendría en un juego más lineal.
Por ello es que tampoco cuestioné una nueva postergación, esta vez de dos meses, ya que se entendía que era mejor esperar un poco más para que un producto pudiese estar listo. El asunto es que, a la postre, me ha quedado la sensación que Days Gone todavía no lo está.
Con esto no me estoy refiriendo al juego en su estructura y diseño básico, el cual, y después de invertirle más de 50 horas entre la campaña principal y las misiones secundarias, parece haber estado bien pensado desde un inicio. No, mi inconformidad es más por el lado de la post producción, en la que muchos errores técnicos se pudieron haber corregido. Estos errores no siempre arruinan la experiencia, y en algunos casos hasta le dan un toque gracioso que contrasta con la seriedad y tensión que produce un juego de este género; pero por momentos ha sido irritante perder los avances de una misión debido a que el juego se colgaba. O cuando ante una cantidad masiva de enemigos, las que en el juego llamamos Hordas, la tasa de cuadros por segundo (fps) disminuye de manera grotesca, a pesar de haberse jugado en una PlayStation 4 Pro -la cual sonaba un avión a punto de despegar- e incluso después de haber recibido un parche de más de 15 GB previo al lanzamiento. Algunos de estos errores se podían solucionar reiniciando el juego, como los que me ocurrieron con la sincronización de las voces, pero algunos otros no se fueron nunca, como los prolongados tiempos de carga.
Así como lo voy describiendo, a estas alturas cabe la posibilidad de que tú, estimado lector, te hayas desanimado poco o mucho de jugar Days Gone; sin embargo, solo acabo de describir -y debo confesar, también desfogar un poco- mi frustración con algunos puntos que evitaron que mi impresión del juego fuese más memorable de lo que fue. Un juego no es solo sus errores, y, si ahora quieres conocer por qué a pesar de todo lo escrito anteriormente, Days Gone es un candidato a estar en las nominaciones a The Game Awards, te invito a seguir leyendo.
Vida después del Apocalipsis
Dicho todo lo anterior, vale mencionar que aunque Days Gone no es el primero de su subgénero -acción aventura y survival horror en tercera persona-, para ser francos, y probablemente no será el que más se recordará -The Last of Us tiene mucho que ver en esto- pero definitivamente quedará con el mérito de ser el primero que se atreve a mezclar un mundo abierto en la que la exploración, cumplimiento de misiones y recolección de materiales serían cruciales para la jugabilidad; con una potente narrativa de temática ‘zombie’ como se atreviese a hacer Naughty Dog hace ya casi 6 años. Es por ello que, además de su evidente similitud a The Last of Us, Days Gone se parece más a un Assassin’s Creed que a State of Decay. Y no lo digo por los bugs.
Bend Studio se ha esforzado por diseñar un mundo bastante amplio, ambientado en Oregon, estado al norte de California en los Estados Unidos. Entre bosques, lagos y montañas, es que se desarrolla la historia de Deacon St. John, un ex militar que sobrevive la catástrofe "zombie" como errante (drifter), denominación que en el juego se le da a quienes se dedican a cumplir misiones -desde recolección de materiales hasta asesinatos por encargo- para los diversos campamentos en los que sobrevive la gente luego de una pandemia causada por un virus que altera a los seres vivos, humanos y animales, y los transforma en zombies.
Como ocurre en otros mundos post apocalípticos, los zombies no son necesariamente los únicos ni los peores enemigos pero sí los más significativos y en algunos casos los que más encontraremos. Lo que diferencia la propuesta de Days Gone es que los ciclos diurnos y nocturnos afectan significativamente la inteligencia artificial de dichos zombies, llamados freakers en el juego, haciéndolos mucho más fuertes, perceptivos, agresivos y veloces en la noche, además de deambular en números enormes llamados hordas. Por lo general, estas hordas salen de cuevas y nidos en donde hibernan una buena parte del día, a menos que sean despertados por sonidos fuertes como bocinas, altavoces o disparos; y suponen un verdadero reto si es que no se ha planificado una estrategia para eliminarlas exitosamente.
Puedes elegir la estrategia que más te convenza para superar dichas misiones, ya sea en absoluto sigilo, peleando a distancia usando un rifle francotirador o incursionando directamente con escopetas, ametralladoras y armas de cuerpo a cuerpo que tú mismo puedes fabricar, teniendo cierto nivel de durabilidad, por lo que cuando se desgasten también tendrás que usar ciertos recursos, como chatarra, para repararlos. También tendrás que tener en cuenta que tus municiones son limitadas y en algunos casos, como la ballesta te servirán no solo para atacar sino también para aturdir a tus enemigos para que se ataquen entre sí o para incendiarlos, causando confusión en territorio enemigo. Puedes usar bombas molotov, bombas caseras, granadas simples, granadas de humo para desaparecer de la vista de tus perseguidores, piedras y bocinas para causar distracciones, entre otros elementos que ya hemos visto en otros juegos de mundo abierto.
Además, los enemigos pueden responder a tus combos de ataques y contraatacar, mientras que tú tienes la chance de dar golpes críticos. Esto le brinda al juego un poco más de variedad. El sistema de combate no es muy complejo y no busca asemejarse a un shooter en tercera persona, acercándose más a lo que hace Uncharted que a lo que haría The Division, incluso teniendo algunos quick time events.
Completar misiones te dará experiencia, reputación y dinero. La primera te servirá para adquirir nuevas habilidades, la segunda te ayudará a desbloquear nuevas armas y mejoras para tu moto y finalmente el dinero te servirá para reabastecerte de armas, combustible, reparar tu moto o comprar algunas mejoras para ésta. Además, las dos últimas están ligadas a la zona en la que estés cumpliendo la misión, teniendo que hacer más misiones en nuevas zonas si quieres acceder al catálogo completo de armas y mejoras de moto que te pueda brindar campamento.
Al principio esto puede hacer que el juego sea un poco repetitivo y puede que no se te haga mucho sentido el realizar dichas misiones, pero mientras transcurra el juego te empezarás a dar cuenta que esto es por algo y cada una de ellas contribuye a completar de alguna manera cierta parte de la historia total del juego. Esto lo puedes ir revisando en el menú de trama, en donde podrás corroborar qué porcentaje de avance tienes en cada seguidilla de misiones del juego.
Pero las verdaderas estrellas del juego son su narrativa no lineal y la banda sonora.
El protagonista, Deacon St. John, se encuentra en un conflicto entre vivir aferrado del pasado o empezar a seguir adelante, después que por una situación -que no puedo comentar para no hacer spoiler- pierde el contacto su esposa Sarah, al iniciar la pandemia. Por medio de flashbacks jugables, empezaremos a conocer mucho más acerca de la vida de ambos antes del apocalipsis zombie, y las razones por las que a Deacon le cuesta tanto dejar atrás el pasado y mirar hacia adelante.
Deacon es un cazarrecompenzas errante, y por ello algunas de las situaciones que enfrente serán bastante crudas, lo cual es entendible al encontrarse el mundo en una situación extrema, en la que todos luchan por sobrevivir. Aún así, Deacon buscará preservar sus propios códigos en medio de los restos de un mundo en completa debacle, mientras busca saber qué pasó con su esposa.
Aunque por momentos predecible, muchas de las situaciones que resultan bastante emotivas nos ayudan a conectar con Deacon -o Deek, como también le llaman- y a entender por qué actúa de una determinada manera, además de darnos pistas de por qué el mundo terminó de ese modo. La historia guarda muchas sorpresas para el jugador paciente que equilibra historia principal con las secundarias.
Por su lado, Nathan Whitehead, compositor de la música de películas como The Purge, hace un magnífico trabajo en el soundtrack del juego, ambientando de manera precisa sobre todo los momentos más emotivos. Además cuenta con la colaboración de jóvenes artistas independientes con enorme talento, como Billy Rafoul de 22 años -que tiene una voz INCREÍBLE- o Lewis Capaldi quien interpreta el tema Days Gone Quiet. El sonido Country que le inyectan estas canciones al juego, le dan un alma verdaderamente especial a Days Gone.
En resumen...
Es evidente que Days Gone toma algunas cosas de juegos como The Last of Us y Assassin's Creed, pero busca tener alma propia al darnos un protagonista con rasgos de anti héroe y una historia con muchos momentos emotivos. Quisiera quedarme con una imagen más memorable del juego, pero la cantidad de bugs y crashes que enfrenté -y que Sony prometió corregir- me impiden darle un lugar como el que ocupa el juego de Naughty Dog ("The Last of Us") en mi top de juegos. Aún así, tiene características que lo pueden convertir en uno de los juegos favoritos de muchos jugadores que extrañan el auge de los juegos single player.
CALIFICACIÓN PROGAMER: 4/5
Nota: El presente review fue realizado con una copia digital para prensa brindado por Sony Interactive Entertainment.
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