Tener miedo a tener cáncer es normal, incluso temerle los chequeos o mamografías. Sin embargo, es nuestro deber como médicos educar a las pacientes.
Tener miedo a tener cáncer es normal, incluso temerle los chequeos o mamografías. Sin embargo, es nuestro deber como médicos educar a las pacientes y hablar de las neoplasias no solo cuando acuden a un chequeo o en una determinada época del año, sino en cualquier tipo de consulta o comunicación.
En esta columna hablaremos del cáncer de mama y cómo saber si soy propenso a padecerlo.
¿Cómo saber si tengo más riesgo de tener cáncer de mama?
Quizá el factor más conocido es el de herencia familiar, lo que aumenta el riesgo en dos a tres veces de padecerlo. Se habla de la presencia de algunas mutaciones de genes, pero solo explican un pequeño porcentaje de los casos
Otro factor importante es la exposición más prolongada a las propias hormonas. Es decir, tener la regla muy temprano, o que se retire muy tarde, o ser mamá más allá de los 30 años. Se encuentra que el uso de hormonas externas (anticoncepción o reemplazo hormonal) también puede aumentar el riesgo. La lactancia materna es un factor protector, sobre todo si es prolongada.
También se ha visto que el consumo de alcohol y tabaco, la obesidad, la falta de actividad física juegan un papel en el mismo.
Es por esto importante mantener un estilo de vida saludable, con alimentación balanceada, peso adecuado y actividad física para disminuir el riesgo, si no podemos modificar los otros factores.
Entonces, ¿qué hago?
Antes que nada, debemos tener claro que, si se detecta de manera temprana, el cáncer de mama tiene una alta tasa de curación y sobrevida. Esto significa que debemos tener presente que lo mejor es el control periódico para descartar la presencia de este tipo de cáncer.
¿Y cómo lo hago? Ya hemos mencionado que debemos de mantener un estilo de vida saludable con alimentación y ejercicio, y disminuyendo o eliminando el consumo de alcohol y tabaco, pero otro punto muy importante es el detectar las lesiones de manera temprana. Y lo podemos hacer de dos formas:
Primero, el autoexamen de mama. Se debe hacer todos los meses. En el caso de pacientes que aún menstrúan, hacerlo luego de terminar la menstruación. En pacientes que ya no ven reglas, en un día fijo del mes. Tú eres la primera persona que va a detectar que algo sale de lo normal.
Segundo, y tal vez más importante, el chequeo anual con una mamografía. No hay método más eficaz que éste. Se indican a partir de los 40 años en mujeres que no tienen factores de riesgo, y a partir de los 30 en pacientes con riesgo (detección del gen, radioterapia a tórax entre 20 y 35 años).
Así que no tengan temor a realizarse su chequeo, que lo mejor es detectar las cosas cuando se pueden corregir. No dejemos este tema solo para un mes en el año: Conocer tu cuerpo, acudir a tus exámenes y consultar con tu doctor puede hacer la diferencia.
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