Especialista del Instituto Nacional de Salud del Niño explica que la radiación solar recibida a temprana edad se ve reflejada en la adolescencia, cuando empiezan a salir manchas en la piel, lunares y pecas.
La Dra. Rosalía Ballona Chambergo, jefa del servicio de Dermatología del Instituto Nacional de Salud del Niño, recomendó a los padres de familia no exponer tempranamente a los infantes a los rayos solares. Asimismo, recordó que lo más prudente es hacerlo después del primer año de su nacimiento, tomando todas las precauciones del caso y recomendaciones del pediatra.
“Nada justifica que el menor sea expuesto porque el bebé no lo disfruta, por el contrario, exponerlo significa tener una temperatura corporal más alta, esto va a ocasionar que tenga mayor sudor, factor condicionante de irritación y alergias”, indicó la dermatóloga.
Pidió a los padres ser prudentes al momento de llevar a sus hijos a la playa o piscina. Los índices de radiación solar son muy altos, sobre 14 grados; incluso atraviesa los vidrios o lunas de los autos, perjudicando la piel del niño.
Agregó, que el efecto del sol es autoacumulativo, la radiación recibida a temprana edad se ve reflejada después de la adolescencia o en la adultez, en esta etapa empiezan a salir los Nevus (manchas en la piel), lunares melanocíticos, lentigos (pecas). Los niños de piel clara son los más expuestos a estas lesiones, en relación a los de piel oscura, refirió la especialista.
Tras recomendar el uso de bloqueadores, la especialista recomendó utilizar productos fotoprotectores de factor entre 30 y 50 y reaplicarlo cada tres horas. Asimismo, sugirió no exponer a los niños entre las diez de la mañana y tres o cuatro de la tarde, usar gorras de ala ancha de preferencia de tela y vestir prendas de algodón de color oscuro.
Comparte esta noticia