El hígado es el que más sufre ante un exceso de copas. El alcohol metílico de las bebidas alcohólicas ingresa por la boca y es ahí donde podría generar mayor irritación en personas con gingivitis (inflamación de encías).
Sea con los amigos del trabajo o del centro de estudios, o en situaciones especiales como la celebración para recibir el Año Nuevo, sabemos que las copas van, las copas vienen, y horas más tarde cuando ocurre la resaca (dolor de cabeza, náuseas vómitos y deshidratación), te preguntas qué hizo el alcohol en tu cuerpo. A continuación te damos respuestas.
El alcohol metílico de las bebidas alcohólicas ingresa por la boca y es ahí donde podría generar mayor irritación en personas con gingivitis (inflamación de encías), explica el médico general de Solidaridad Salud Víctor Cabrera.
El licor luego pasa a la faringe y el esófago, es en este último punto donde puede haber reflujo; el camino sigue por el cardias, músculo que es la unión hacia el estómago, zona que puede inflamarse (gastritis), sufrir sangrados e incluso úlceras.
De acuerdo a Cabrera, el alcohol también ingresa al torrente sanguíneo. "El laboratorio del cuerpo, que es el hígado, tratará de metabolizarlo y degradarlo, para evitar el hígado graso o se produzca una cirrosis".
Al momento de absorberse, una parte del alcohol se va al encéfalo, pudiendo producirse alucinaciones. "Cuando la persona bebe licor continuamente, refiere dolor de cabeza y mareos".
Pero, ¿por qué a algunos les afecta más el trago? Ello dependerá del grado de metabolización del hígado, y que a su vez haya suficiente enzima alcohol deshidrogenasa para degradar más rápido el licor. Cuando dicha enzima es escasa, es más fácil y rápido emborracharse, la razón se atribuye a la genética.
Además, hay que insistir en que el hígado es el órgano que más sufre cuando bebemos en exceso. "Es capaz de metabolizar nueve gramos de alcohol por hora, eso representa un vaso de algún tipo de bebida alcohólica. Uno debe oscilar en un día entre 2 y 3 vasos como máximo, pero no debería tomarse todo dentro de una misma hora, porque si no se va a tener el efecto nocivo del alcohol", explica la nutricionista Sara Abu Sabbah.
Los estragos de haber bebido en exceso también provocan molestos síntomas como las náuseas, que responden a una contracción de los músculos lisos del estómago.
Luego vienen las arcadas y se produce el vómito, es decir, cuando se expulsa por la boca -poco o todo- el contenido del estómago. "El organismo es inteligente y dice: 'voy a provocar náuseas para que no puedas tomar más alcohol’. El organismo se está defendiendo", comenta el médico Víctor Cabrera.
El vómito es una forma de autocontrol para evitar irritar la mucosa del estómago.
Finalmente, ten en cuenta que el alcohol permanece en la sangre de 48 a 72 horas.
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