La CDC de EE.UU. reporta que una madre consumió su placenta en cápsulas, pero el proceso de elaboración no fue eficaz para eliminar bacterias.
Salud
Placentofagia
La placentofagia, es decir, que las madres se coman su placenta luego de dar a luz, es una moda creciente alrededor del mundo, gracias a la sugerencia de famosas personalidades como Kim Kardashiam. Pero un reciente reporte científico da cuenta del riesgo de muerte que corrió un recién nacido, debido a esta controversial práctica.
El Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), detalla el caso de un bebé que a los cinco días de nacido ingresó al hospital con dificultad para respirar, fiebre muy alta, náuseas, vómitos y septicemia (infección generalizada).
El bebé fue internado en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, donde le extrajeron sangre y líquido cefalorraquídeo (LCR). El hemocultivo detectó la presencia bacterias estreptococo del grupo B, que en los casos más severos puede causar la muerte. El bebé fue dado de alta luego de un tratamiento de 11 días con antibióticos.
A los pocos días, el bebé fue internado en otro hospital y de nuevo le encontraron estreptococo del grupo B.
Bacterias en la placenta
En las investigaciones se supo que la madre había solicitado su placenta en el momento del parto y luego la llevó a una compañía para que se la entregue convertida en cápsulas. Ella ingería dos de píldoras tres veces al día. Habían encontrado la razón de la doble recaída del recién nacido.
"El consumo de cápsulas de placenta contaminada aumentó la colonización intestinal y cutánea en la madre, facilitando la transferencia al lactante", explica la CDC.
Y es que, según el Instituto Nacional de Salud (NHI, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, el estreptococo del grupo B puede infectar la sangre y la piel, pasando la bacteria por contacto directo de persona a persona.
Encapsular la placenta no es seguro
Las compañías que ofrecen procesar la placenta de las madres, ofrecen cápsulas y batidos a partir de ellas, pero no hay un control adecuado porque no son productos farmacológicos.
La CDC advierte que es escasa la evidencia científica sobre supuestos beneficios físicos y psicológicos de la placentofagia, además cuestiona que no se haga una correcta evaluación a las madres. "Las madres embarazadas se registran para los servicios de la compañía (que procesará la placenta) antes del parto y reportan sobre infecciones preexistentes como VIH/Sida, hepatitis, herpes, clamidia, sífilis y enfermedad de Lyme; sin embargo, la compañía no pregunta sobre infecciones intra o postparto".
Además, el proceso de la fabricación no es eficiente para la eliminación de los gérmenes o agentes patógenos infecciosos.
De acuerdo a la empresa que produjo las cápsulas, la placenta se limpia, se corta en rodajas, se deshidrata entre 46 ° C y 71 ° C, se tritura, se coloca en aproximadamente 115-200 cápsulas de gelatina y se almacena a temperatura ambiente.
Si bien no existen estándares para procesar la placenta para el consumo, la CDC aclara lo siguiente: "Se requiere un calentamiento a 54 ° C durante 121 minutos para reducir los recuentos de bacterias Salmonella. En este caso, puede que no se haya alcanzado el calentamiento durante un tiempo suficiente a una temperatura adecuada para disminuir los conteos de bacterias estreptococos B".
La CDC concluye que las madres interesadas en la encapsulación de su placenta, deben ser advertidas sobre los riesgos potenciales, entre ellos, la infección bacteriana en los recién nacidos o la posibilidad de más contagios entre los miembros de su familia.
Cuidado si no hay aval de la ciencia
"Los animales comen su placenta, debe ser porque algo bueno hay allí, ese es un engaño. Estos métodos no probados por la ciencia pueden afectar la salud, afortunadamente este bebé salvó su vida porque los médicos se dieron cuenta que en las cápsulas de placenta desecada tenía bacterias", comentó Elmer Huerta, asesor médico de RPP Noticias.
Dejarse llevar por las recomendaciones de los famosos es una tendencia peligrosa. Huerta contó el caso de una joven mexicana de 24 años que falleció por una encefalitis (inflamación del cerebro), luego de tomar pastillas quemadoras de grasas, que prometen hacer bajar de peso sin necesidad de hacer dieta.
"Hay aceites, pastillas y otros métodos no probados por la ciencia, pero sí avalados por la celebridades. El peligro está ahí", señala el especialista.
Por ejemplo, la ganadora del Oscar y actriz Gwyneth Paltrow es constantemente cuestionada por aconsejar productos y tips para mejorar los estilos de vida. Lo último fue un parche que supuestamente ayuda a equilibrar la energía, gracias a estar elaborado con el mismo material que se utiliza en los trajes de los astronautas, algo que la misma NASA ha negado.
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