La ciencia y la religión no son conceptos incompatibles. Además, creer en un ser supremo es beneficioso para la salud, reduciendo las probabilidades de padecer depresión y pensamientos suicidas.
Durante años se pensó que la ciencia y la religión vivían enfrentados. Decenas de científicos a lo largo de la historia, como Nicolás Copérnico y Galileo Galilei, vivieron en carne propia la brecha entre ambas. Pero, esos tiempos parecen haber quedado atrás. Francisco es un Papa que no le teme al conocimiento científico ni a los avances tecnológicos y que los considera como un camino para entender el misterio de Dios.
Pero el actual pontífice no es el único que ha tomado el debate entre la ciencia y la fe. Sus antecesores, San Juan Pablo II y Benedicto XVI, también se unieron en pro de conciliar ambos caminos.
Para el teólogo diocesano Francisco Huamán, el conocimiento solo comprueba la existencia de Dios. “La fe y la razón no se contraponen. Justamente Dios nos da la razón, la capacidad de investigar, de preguntarnos, para poder creer mejor, para poder confiar mejor. Hacemos ciencia, una ciencia que investiga, una ciencia que busca darle sentido a nuestra vida, busca descubrir en la creación la presencia de Dios, esa ciencia es la que a nosotros nos ayuda a conocer mejor a Dios”, comenta.

El pontífice también habló del tema. Para Francisco, el papel de la fe como “revestimiento” de la ciencia sirve para entender, en nuestra naturaleza humana, al Creador.
“Esta ciencia no se limita al conocimiento humano de la naturaleza, sino que a través de la creación nos lleva a percibir la grandeza de Dios y su amor por las criaturas”, afirmó.
La fe, definida en la biblia como “la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve", es un don de Dios, explica Huamán.
“La fe es un don de Dios, es un regalo, se recibe en el bautismo, así lo predicamos en la Iglesia, así lo comunicamos, así lo vivimos. Pero, se recibe en esencia, como una especie de semillita y hay que hacerla crecer y desarrollar, justamente con lo que decía, con los actos, con las obras. Solo así se ve qué fe tenemos o en quien creemos", explica.

Biológicamente, la fe está regulada por nuestro Sistema Nervioso Central. La médico psiquiatra Diana Yuncar comenta.
“Estas personas van a desarrollar bienestar, paz, tranquilidad, y, ¿cómo se explica esto desde el punto de vista biológico? Pues, el cerebro es muy complejo y se encarga de la manifestación de la mayoría de estas manifestaciones, que son sensaciones moduladas por nuestro Sistema Nervioso Central, que además se conectan con nuestros conocimientos”, menciona.
Pero vivir la fe no solo nos acerca a Dios sino que también favorece nuestra salud mental. “La fe y la espiritualidad va a variar de acuerdo a cada individuo y estas personas, se ha observado, muchas veces tienen una protección de padecer más trastornos o cuadros mentales, por ejemplo, como depresión, ansiedad; tienen un factor protector para esas circunstancias. Tienen un factor de protección frente al suicidio”, afirma.
Al igual que el Papa Francisco debemos entender que los avances científicos no tienen por qué alejarnos de la fe. Ciencia y religión son solo dos lenguajes diferentes para contar una misma historia.
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