El envío de fotos, videos y mensajes con contenido sexual es practicado por 75% de los adultos jóvenes.
Cuando se despertó, su novia seguía ahí. Sostenía su celular lleno de mensajes de tono sexual y fotos de otra mujer desnuda. Durante toda la noche, ella había revisado sus cuentas de Facebook, Whatsapp y Twitter. En todas había encontrado fotos, videos y mensajes que comprobaban su traición. Sin embargo, para el tranquilo muchacho, nada de esto representaba realmente una infidelidad.
Compartir fotos, videos y mensajes con contenido sexual o romántico se conoce con el nombre de sexting. Según Lenhart (2009), 75% de los adultos jóvenes declaran haberse involucrado en sexting. El estudio indica que es más común enviar mensajes sexualmente explícitos que fotografías de desnudos.
En el artículo “Deja que mis dedos conversen”: sexting e infidelidad en el ciberespacio”, Kholos y Childers (2011) encontraron que es más probable que las mujeres se involucren en comportamientos relacionados con el sexting, mientras que tanto hombres como mujeres tienen la misma posibilidad de cometer una infidelidad online y en la vida real. Sin embargo, es más probable que los hombres mayores sean infieles, a diferencia de los varones jóvenes.
¿Por qué las personas se involucran en el sexting? Drouin y Landgraff (2015) analizaron cerca de 180 parejas casadas para saber qué los motivaba a realizar este coqueteo virtual. Se concluyó que las personas lo hacen para generar más adhesión evasiva (mujeres) o adhesión ansiosa (hombres). Esto quiere decir que las mujeres mandan fotos sexualmente sugerentes para asegurarse que son amadas por sus parejas, mientras que los hombres lo hacen para evitar tener un vínculo muy cercano con sus cónyuges.
Si ha descubierto a su pareja engañándolo virtualmente, puede seguir las siguientes recomendaciones planteadas por Hertlein y Piercy (2012): desarrollar límites físicos y psicológicos, manejar la responsabilidad de sus actos, así como la confianza y las emociones involucradas. De la misma manera, se deben explorar las motivaciones, darse cuenta cuando estemos listos para cambiar, saber las circunstancias de la infidelidad y –si las dos partes están interesadas- trabajar en el perdón.
Con el establecimiento de límites físicos se podrá garantizar la transparencia necesaria para retomar la confianza de la pareja; asimismo, con la ayuda de los límites psicológicos la pareja podrá discutir y establecer qué es una infidelidad, ya sea física o virtual. Después se debe manejar la responsabilidad. En esta etapa es necesario discutir si la infidelidad fue sexual o emocional, y cómo eso afectó a ambas partes. En este punto se debe evaluar qué cosas es necesario cambiar y ver si tú o tu pareja están dispuestos a modificar sus actitudes. De no tener mayores inconvenientes, solo queda trabajar por el perdón y centrarse en cambiar según los cambios acordados.
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