De acuerdo con la neurociencia, la corrupción es un concepto valido para el cerebro humano.
Cada cinco años los peruanos elegimos representantes políticos y nos sorprendemos de sus escándalos relacionados a la corrupción. El caso Lava Jato, Watergate y los Panama Papers son algunos ejemplos. Pero, ¿por qué volvemos a elegir a los mismos políticos vinculados a escándalos y perdonamos sus faltas? La amnesia ética es la respuesta.
Las personas tienden a olvidar esos actos de manera arbitraria para evitar una angustia psicológica. Es decir, relajan la conciencia moral, lo que les permite seguir con comportamientos inadecuados, sintiendo que jamás lo hicieron.
El psiquiatra Humberto Castillo explica que este tipo de amnesia se debe a la forma en que se adapta nuestra mente a cómo se percibe la corrupción. “La memoria es selectiva. Generalmente es adaptativa, vamos a recordar lo que nos va a servir como referente para algo, pero también hay una cierta intencionalidad en lo que uno olvida”, comenta.
Esta pérdida de memoria selectiva es un mecanismo del subconsciente, aunque podría ser voluntario si así se decide. “Es más del subconsciente, pero a veces uno también voluntariamente activar mecanismos para ir olvidando. Una forma de olvidar es no hablar de eso, no mencionarlo”, afirma Castillo.
En el caso particular de las infidelidades, el estudio afirma que para que el subconsciente de un individuo suprima los recuerdos de una anterior traición usa el “doble distanciamiento”, lo que hace que juzgue los errores de los demás como peores que los suyos.
El especialista comenta que uno olvida, casi siempre, las cosas dolorosas, las cosas que no pueden explicar o que no encajan, las cosas que perturban su coherencia. "Es como si tuviéramos una estructura pensada, lo que no encaja pues la recortamos y olvidamos”, explica.
LA CORRUPCIÓN ES PERCIBIDA POR LA POBLACIÓN
El sociólogo Santiago Alfaro afirma que el punto de inicio de esta adaptación a la corrupción es una cultura jerárquica que lleva a los ciudadanos a intentar posicionarse sobre los otros.
“Hay como un canibalismo social, así como hay un canibalismo político, en el que los candidatos tratan de vencer como sea a sus adversarios, igual los vecinos se convierten en enemigos probables, en el día a día, en el tránsito, en la cola, en el Metropolitano, hay una cultura individualista”, comenta.
Esta tendencia al individualismo lleva a los ciudadanos a pensar en su propio beneficio, sin considerar las repercusiones en los demás. Alfaro comenta que la tolerancia a la corrupción, reflejada en la encuesta, muestra la resignación ante este problema vigente en nuestra sociedad.
“Ese es un tema de la sociedad central de la sociedad peruana que debe ser abordado de manera integral. No es solamente un problema jurídico, de ponemos más penas; tiene que ver con la manera con la que los peruanos se relacionan con la ley, entre sí y cómo se relacionan hombres y mujeres”, explica Alfaro.
El especialista comenta que estas prácticas son aprendidas a lo largo de la vida. “Esta experiencia de determinar si algo está bien o está mal es algo realmente complejo para el cerebro. Esto lo vamos aprendiendo poco a poco”, afirma.
El cambio debe iniciar en nosotros. Acciones que impliquen todos los ámbitos de la sociedad pueden reducir la incidencia de estas malas prácticas. No sea parte del problema y únase a la solución, la idea es crear una buena sociedad para todos.
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