En el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono conozcamos por qué evitar su deterioro es un objetivo mundial y cómo impacta en la salud.
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El daño en la capa de ozono se ha detenido y por primera vez en 30 años empieza a repararse. Todavía podemos salvar esa protección natural contra la radiación ultravioleta del Sol, que genera cáncer, e impacta en la evolución de los animales y vegetales.
El Protocolo de Montreal, firmado en 1987 y ratificado por 197 países, entre ellos el Perú, ha logrado la eliminación progresiva del 98 % de emisiones de gases, como los clorofluorocarbonos (CFC), que destruyen la capa de ozono.
La revista Science reportó el 2016 que el agujero de la capa de ozono se redujo en más de 4 millones de kilómetros cuadrados, gracias al exitoso acuerdo medio ambiental.
Juan Carlos Salgado, representante del Colegio Químico Farmacéutico del Perú, comenta dónde se pueden encontrar estos nocivos clorofluorocarbonos. “No solamente se pueden encontrar en productos de uso personal como desodorantes o sprays, también pueden haber en sistema de aire acondicionado, refrigerantes, insecticidas, lacas o pinturas, cuando son de procedencia dudosa”.
Pero, ¿cómo es que la capa de ozono pudo regenerarse? “Los rayos solares con el oxígeno natural producen permanentemente ozono, aparecen, desaparecen, y hay un equilibrio. El equilibrio se rompió cuando se empezó a usar los clorofluorocarbonos, la medida de limitar su uso, es buena, pero hay que ser más drásticos. Los especialistas señalan que si van bien las cosas, tendríamos en el 2050 la recuperación total”, explica el físico nuclear Modesto Montoya.
Los clorofluorocarbonos fueron muy utilizados por las industrias debido a que no tienen olor ni color y no son inflamables. Si bien no impactan directamente en la salud del ser humano, el daño acumulativo en la capa de ozono, eleva el riesgo de cáncer a la piel, problemas en la vista y afecta las defensas del organismo.
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Conscientes de este peligro latente, la industria cosmética ha hallado reemplazos a estos gases nocivos. “Actualmente la industria del cuidado personal utiliza hidrocarburos, que son propano, butano, isobutano, gases inertes que no reaccionan con el ozono de la estratósfera”, señala el químico farmacéutico Juan Carlos Salgado.
Con la industria farmacéutica el control es más estricto. “Por ejemplo, los inhaladores que se usan para el asma, usaban los clorofluorocarbonos, pero han sido reemplazados por otras sustancias como los hidrofluoroalcano, que causan menos daño a la capa de ozono”, anota Luis Moreno, representante de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid).
Podemos evitar el deterioro de la capa de ozono desterrando el uso de agentes nocivos. Para lograrlo, evitemos productos de procedencia dudosa, que no sean de una marca reconocida, o que no cuenten con un registro sanitario. ¡Ayudemos a que la vida en el planeta esté a salvo!
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