El proyecto científico permitirá registrar en la sangre si una persona tiene células cancerígenas que circulan en el torrente sanguíneo e infectan otros órganos. Ya se le usó también para diagnosticar malaria y para saber si una bacteria es resistente a los antibióticos.
“Lab On the Chip” es el nombre original de este proyecto, cuya traducción es real porque esta tecnología médica logra reunir todo un laboratorio en tan solo un procesador, que no es más grande que una huella dactilar.
El dispositivo tiene la capacidad de detección de células cancerígenas circulares, aquellos nanoagentes que invaden el resto de los órganos humanos en un momento previo a la etapa oncológica llamada metástasis.
“Lab On the Chip” fue desarrollado por la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), en convenio con la institución médica de Estados Unidos, Cleveland Clinic.
RPP Noticias entrevistó al director del Departamento de Bioingeniería e Ingeniería Química de la UTEC, Julio Valdivia, el cual comentó que esta minitecnología al permitir el registro de las células tumorales circulantes (CTC), brindará a los profesionales de la salud información importante sobre los momentos previos de una metástasis, la etapa final en que el cáncer se expande al resto del cuerpo y termina con la muerte del paciente.
“Mientras un paciente tiene un cáncer más avanzado, hay mayor cantidad de células cancerígenas circulantes. Cuando hay un grado de invasión, se ve aumentar el número de las células tumorales circulantes. Con este sistema queremos ayudar al oncólogo, que no tiene en su mano una resonador magnético o una tomografía”, dice Valdivia.
El uso de este avance biomédico tendrá particular importancia en comunidades campesinas o nativas lejanas de ciudades grandes porque no tienen acceso a este tipo de tecnologías médicas.
¿Cómo funciona?
El “Lab On a Chip” usa la técnica de los microfluidos, que reduce drásticamente la cantidad de sangre que se necesita para, por ejemplo, detectar las células tumorales circulantes.
“En lugar de tener grandes equipos, tienes micro reacciones en un pequeño chip, en una pequeña lámina que puede guiar a través de micro canales esta cantidad de sangre, y a partir de ello, dar una respuesta de un diagnóstico. Cuando las células cancerosas pasan por estos túneles nuestros, se quedan atrapados en los campos magnéticos. Así podemos extraerlas y estudiarlas”, explica el bioingeniero Julio Valdivia.
Este tipo de chip no solamente puede ser usado para el análisis de una enfermedad como el cáncer, sino para el diagnóstico de la malaria. Valdivia junto estudiantes ya fueron a visitar a poblaciones en la ciudad de Iquitos. Este tipo de proyecto tiene como objetivo inicial el tener diagnósticos in situ.
Una tercera aplicación del “Lab on a chip” es para detectar la sensibilidad bacteriana a antibióticos. Valdivia afirma que, en los centros médicos, en especial los niños, cuando se contagian de bacterias, son de un tipo resistente a los antibióticos. “Mientras uno encuentra cuál es el antibiótico que mata a la bacteria, la persona empeora en su salud”, dice Valdivia.
Ahora se está trabajando con el Instituto Nacional de Salud del Niño para que los menores, o cualquier persona, puede acceder a este sistema de rápida respuesta para determinar qué antibiótico mata a la bacteria.
Un precio promedio para este tipo de dispositivo en el caso de la detección de células tumorales circulantes es de dos soles, dice el bioingeniero, ya que el objetivo es generar tecnologías de bajo costo para mercados con bajo ingreso.
Si hablamos de su aplicación en el caso de malaria sería el mismo precio, pero se necesita de un microscopio extra, que cuesta aproximadamente entre 100 a 200 soles. “Este tipo de microscopio lo podría tener cualquier posta médica”, enfatiza Valdivia.
El laboratorio en un chip ya pasó por los niveles de diseño y de implementación, pero aún falta la regulación de los dispositivos médicos.
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