Este 23 de abril se conmemoran 400 años del fallecimiento de uno de los exponentes más importantes de las letras de fines del siglo XVI e inicios del XVII.
Bastará decir que el Inca Garcilaso de la Vega fue uno de los primeros mestizos en la época del virreynato para entender la riqueza de su historia. Su nombre de pila fue Gómez Suárez de Figueroa, hijo de un militar español, Sebastián Garcilaso de la Vega y de una princesa Inca, Chimpu Ocllo (quien fue hija de Huallpa Túpac, cuyo tío era Huayna Cápac y cuyos primos fueran Huáscar y Atahualpa), nació un 12 de abril de 1539 en el Cusco.
La infancia de Garcilaso. Fruto del choque cultural de España y Las Indias, hijo del sincretismo y considerado el primer mestizo (hijo de español con india) biológico en América, fue una de las principales figuras intelectuales y literarias de su tiempo y cuyo trabajo perdura hasta nuestra generación y sigue siendo materia de estudio a poco de conmemorarse 400 años de su muerte.
La relación entre el Inca Garcilaso y sus padres no fue un problema para él pese al contexto hostil que se vivía por los enfrentamientos entre Incas y conquistadores. Para entonces, una guerra civil marcada por el enfrentamiento entre las panacas de Huáscar y Atahualpa por el poder era observado de muy buena manera por los colonizadores y la corona que buscaba pleno dominio; poco después, Atahualpa tomó el control y entonces la maquinaria española estaba lista para atacar.
Conflictos familiares. Durante el breve dominio de Atahualpa, se hostilizó a los familiares del derrotado Huáscar, entre los que se encontraba Chimpu Ocllo, madre del Inca Garcilaso de la Vega, pero no duró mucho tiempo: los españoles tomarían el control y vencerían a Atahualpa y la princesa Inca entonces quedaría del bando de la corona. Luego se bautizó bajo el mandato cristiano y recibió el nombre de Isabel Suárez.
En este contexto vivió sus primeros años el Inca Garcilaso con una relación coordial entre él y sus padres. Refiere el psicoanalista Max Hernández que ni Sebastián Garcilaso de la Vega hablaba quechua ni la princesa Chimpu Ocllo hablaba español. El encuentro probablemente haya sido para un fin sexual o por atracción física pero el nacimiento de Garcilaso no estuvo basado en una relación con lazos comunicativos fuertes.
"Esto creo que ha tenido una repercusión en su biografía porque marcó lo que creo que fue uno de los problemas más acuciantes y uno de los conflictos más desgarradores que este hombre vivió", apunta Hernández.
A la sombra del padre. De Sebastián Garcilaso de la Vega cuentan los historiadores que ha sido probablemente uno de los personajes de más alta alcurnia y abolengo que llegó a las indias por aquel entonces. Hombre cultísimo, bien preparado, distinguido y que perteneció a la facción de Francisco Pizarro, se esmeró porque su pequeño hijo Gómez Suárez de Figueroa obtuviera la mejor educación posible con los mejores maestros de la ciudad del Cusco.
Tuvo influjo de la educación católica y española pero también de los amautas y de la nobleza inca. En estos primeros años absorbe todas las costumbres y usanzas de los indios, visita constantemente la fortaleza de Sacssayhuamán y también aprende rápidamente tres idiomas: español, quechua y latín con los que su visión del mundo y de la realidad que vivía se amplía mucho más.
Su primer contacto con la sociedad colonial. Fue testigo también de las diferencias abismales entre los indios y los españoles, tuvo entonces su primer choque con la discriminación a los 10 años. Es a los 10 años cuando sufre un duro revés en su vida: la separación de sus padres. Obligado por una ley de la corona, Sebastián Garcilaso de la Vega se casa con una niña española de 14 años para no perder su privilegio, Luisa Martel del los Ríos, mientras que su madre contrae segundas nupcias con Juan de Pedroche, un español que carecía del abolengo del padre de su primer hijo.
En el siglo XVI era común poner a los hijos de españoles de alcurnia nombres de otros personajes ilustres, por este motivo bautizaron como Gómez Suárez de Figueroa a quien luego de varios años y ya en Europa se volviera a nombrar como Inca Garcilaso de la Vega a la edad de 50 años.
Fue cambiando su nombre durante varios años a Gómez Suárez de la Vega, Garcilaso de la Vega, Capitán Garcilaso de la Vega, hasta que finalmente logró identificarse plenamente con un nombre que recogía la esencia de su origen.
Viaje a España. El padre de Garcilaso de la Vega muere cuando este tenía 21 años y decide entonces ir a España para continuar sus estudios un 20 de enero de 1560. Esta decisión marcaría por completo su vida. Nunca más volvería a ver a Chimpu Ocllo ni a sus amigos con los que creció en el Cusco; nunca más volvería a ver ni pisar la tierra donde nació. Solo le quedó en la memoria el recuerdo sobre el cual escribió sus Comentarios Reales de los Incas y en los que basó sus otros escritos casi al final de su existencia.
Tuvo años de efervescencia intelectual en las que visitó círculos en Sevilla, Montilla y Córdoba, donde estudió historia y siguió con atención los movimientos literarios de la época. Es en esta época donde empieza su actividad literaria, siempre con reminiscencias de su pasado en el Virreinato del Perú.
Las publicaciones del Inca Garcilaso. Para el año 1605, es en Lisboa donde publica su primer título de renombre: Historia de la Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto, que posteriormente sería republicado simplemente como La Florida del Inca. Esta obra es básicamente una recopilación de relatos que narran las expediciones del conquistador hacia las indias, primero en Nicaragua y Cuba para luego llegar hasta América del Sur.
La monumental Comentarios Reales. Pero la obra cumbre y célebre del Inca Garcilaso de la Vega son, sin duda alguna, los Comentarios Reales de los Incas cuya primera parte fue publicada en 1609 en Lisboa. En ella, el escritor desvela las costumbres, tradiciones y registra conversaciones, cartas y visitas a personajes de la época. Es una radiografía pulcramente redactada, con una técnica pulida y de nostálgica prosa en algunas partes de la sociedad peruana virreinal y el choque cultural con la civilización del ande.
La materia prima de sus Comentarios Reales fueron las vivencias en sus primeros años de niñez y adolescencia en el Cusco. Años más tarde, en 1617 se publicó la segunda parte bajo el título de Historia General del Perú que narra ya no anécdotas sino la historia de la colonización, sus guerras, las luchas por el poder y la participación de indios y de la Corona en estas.
Entre los más grandes. Esta obra fue publicada póstumamente, ya que el Inca Garcilaso de la Vega falleció un 23 de abril de 1616. Junto a William Shakespeare y a Miguel de Cervantes Saavedra, forman el triunvirato de escritores imprescindibles y más grandes de las letras universales que fallecieron el mismo día y a quienes conmemoramos y recordamos 400 años después.
También publicó otras dos obras durante este período: Traducción de los Diálogos de amor de León Hebreo y la Genealogía o relación de la descendencia del famoso Garci Pérez de Vargas.
El ideario de Garcilaso de la Vega está presente cuatro siglos después y más que nunca en nuestra conformación social, en ese mestizaje e interculturalidad que se plasma en sus Comentarios Reales de los Incas y cuya lectura es imprescindible para todo peruano y latinoamericano. A 400 años de su muerte, la contundencia de su mensaje y representación de la sociedad en su origen más profundo siguen vigentes, así como su técnica e intelectualidad que nos permiten descubrir el origen de nuestra idiosincracia como país a través de su pluma.
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