Una lesión le impidió brillar como delantero, pero su perseverancia lo ha consolidado como uno de los mejores entrenadores de la actualidad.
Joachim Löw debe ser el técnico que más veces es enfocado por las cámaras durante la transmisión de un partido. La razón es netamente extrafutbolística: el alemán es cuestionado por sus ademanes reñidos con la higiene. Sin embargo, lejos de esas extravagancias el estratega ha demostrado ser el guía idóneo para esta época dorada del futbol teutón que no surgió de la nada, sino que es fruto de un trabajo sostenido en el tiempo.
El técnico de 57 años era prácticamente un desconocido cuando llegó al seleccionado alemán en 2004 como asistente de Jurgen Klinsmann. En su etapa como jugador pudo haber transcendido, pero una lesión le frustró la carrera. Cuando Jogi, como se le conoce popularmente, defendía la camiseta del Stuttgart recibió una dura entrada del arquero Ray Clemence que jugaba en el Liverpool.
Su diagnóstico fue terrible: Löw sufrió la fractura de tibia y peroné. El entonces delantero logró sobreponerse, pero su rendimiento ya no fue el mismo. Siguió jugando en equipos como el Freiburg y Eintracht Frankfurt, hasta finalizar su carrera en el modesto FC Frauenfeld de Suiza. Su amor propio hizo que siga ligado al fútbol y comenzó a forjarse una carrera como entrenador.
Se reveló al estilo. Fue en Suiza que inició su etapa como entrenador. Esto influyó decisivamente en su formación pues en este país comenzó a adoptar ideas más cercanas a la estética futbolística, dejando en segundo plano los aspectos físicos que predominaban en Alemania.
Como DT se inició en el Stuttgart, luego deambuló por Turquía y Austria sin campañas para destacar. A mediados de 2004 recibe el llamado de Jurgen Klinsmann que lo invita a trabajar en la Selección de Alemania como asistente técnico. Él quería sentar un cambio en las bases del futbol teutón y buscó en Löw un apoyo para mejorar los planteamientos tácticos de su futuro equipo.
"Klinsmann incorporó ideas pioneras, desconocidas incluso para mí. La incorporación de un psicólogo deportivo, de preparadores físicos estadounidenses", confesó en una entrevista al diario El País. Tras una mala campaña a nivel de resultados en el Mundial de 2006, Klinsmann dejó al equipo y Joachim Löw tomó la posta.
Sus logros. El resto es historia conocida. Jogi consolidó una idea de juego que mezcla el poderío físico, la buena técnica y el orden táctico. "Yo diría que nuestro fútbol tiene un aire latino", reveló en una ocasión. Con ese estilo ganó el Mundial 2014 y ahora se llevó la Copa Confederaciones con un equipo alterno. El Mundial Rusia 2018 asoma como su próximo –y quizás último- reto como seleccionador alemán.
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