El más reciente terremoto producido en Nueva Zelanda dejó tras sí a dos víctimas fatales y varias carreteras y edificios destruidos.
(Agencia N+1 / Hans Huerto) El reciente terremoto de 7,8 grados que remeció Nueva Zelanda ha venido generando numerosas réplicas desde que se desencadenó el evento sísmico principal, el domingo. Hasta 250 nuevos movimientos de tierra han sido registrados en la zona oceánica, con intensidades que van desde el grado 4 hasta el 6,3, lo que ha llevado a pensar que las posibilidades de un nuevo sismo importante o incluso de un megaterremoto en el corto plazo han aumentado.
De acuerdo con John Ristau, de GNS Science, empresa de investigación y consultoría geocientífica de Nueva Zelanda, existe un 12% de probabilidades de que se dé un nuevo terremoto de magnitud 7 o más en las próximas 24 horas y en el lapso de los próximos 30 días, la posibilidad aumenta a 32%.
No obstante, el especialista afirma que el otro posible escenario tras el terremoto registrado el fin de semana, es que este movimiento telúrico haya servido para desfogar energía contenida entre las placas tectónicas y que con ello “también puede disminuir el estrés en una falla cercana y el riesgo de un nuevo seísmo intenso".
Daños en Nueva Zelanda.El más reciente terremoto producido en Nueva Zelanda tuvo como epicentro un punto a 90 kilómetros al noreste de Christchurch y dejó tras sí a dos víctimas fatales y numerosos edificios y carreteras destruidas, que han dejado a decenas de pueblos en zonas rurales aislados.
Asimismo, tras el sismo se activó una alerta de tsunami que, aunque cancelada posteriormente, sirvió para prepararse para oleajes de 2,5 metros de altura que llegaron poco después (las olas de cinco metros de altura no llegaron a formarse).
Fallas geológicas. El epicentro se registró cerca a un punto en que las placas de Australia y del Pacífico chocan, conocido como la Falla Alpina, que tiene más de 900 km de longitud. Esta bordea el sur de la isla y se extiende hacia el norte de la misma; en el caso de que colapse, de acuerdo con Kevin McCue de la Universidad Central de Queensland, se podría generar el terremoto más poderoso desde que los europeos se asentaron en el país, a inicios del siglo XVIII.
No obstante, Ristau señala que el último sismo se dio lejos a la Falla Alpina y más bien cerca a la Falla Esperanza, la cual sí se ramifica hacia la primera. Por ello, el especialista ve con más escepticismo que se dé un gran terremoto nuevamente en el corto plazo.
Nueva Zelanda, ubicada en el Pacífico Sur, al igual que Perú, Chile y Ecuador, se encuentra en la zona sísmica conocida como el Cinturón de Fuego, por lo que nunca ha sido ajena a los sismos. El último más importante que ha experimentado ocurrió en 2011, cuando un movimiento de 6,3 azotó Christchurch y mató a 185 personas.
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