"Fui a verlos y decirles que estaban mal estacionados, pero no abrieron la ventana y me miraron de mala manera. Parecían muertos vivientes, como si estuvieran drogados”, dice el hombre identificado como Christophe.
La versión digital del diario Le Figaro publica el impresionante testimonio de un hombre que estuvo cara a cara con los asaltantes yihadistas de Bataclan.
El parisino, al que han decidido llamar Christophe, cuenta que los días después del atentado no ha podido conciliar el sueño, pues la imagen de los hombres que vio minutos antes del asalto, no lo dejan en paz.
Christophe narra que aquella fatídica noche él se encontraba en el restaurante Cellar en la 9 rue Crussol, en el decimoprimer distrito de París, a solo tres minutos del teatro Bataclan.
Según cuenta, estaba tomando una bebida en el exterior del restaurante, como lo hacía habitualmente; cuando de pronto vio que un automóvil Volkswagen Polo se estacionó justo delante de él. El auto llevaba matricula belga y el conductor se estacionó incorrectamente, "como si recién estuviese aprendiendo a conducir".
“Ellos se estacionaron justo delante de mí, aunque no había mucho espacio. Eso me pareció un poco raro (..) Fui a verlos y decirles que estaban mal estacionados, pero no abrieron la ventana y me miraron de mala manera. Parecían muertos vivientes, como si estuvieran drogados”.
Christophe regresó a seguir bebiendo, pero notó que el auto llevaba los faros apagados pese a que aún tenía el motor encendido.
“Pude ver bien los rostros del conductor y del pasajero porque comenzaron a escribir en sus celulares, lo que hizo que se iluminaran sus caras”.
“El pasajero era del tipo europeo, llevaba barbilla y una chalina. Estaba vestido con una camisa negra y portaba un pañuelo sobre la cabeza. El conductor era, del mismo modo, de tipo europeo convertido al islam”.
Hacia las 20h 15 Christophe vio pasar una patrulla policial delante del restaurante que parece no haber visto el Polo mal estacionado. A las 21h 30, Christophe dejó el restaurante mientras los cuatro hombres del auto se quedaron ahí.
Luego escuchó las bombas en el Estadio de Francia e intentó varias veces contactar a la policía, pero sin suerte. Algunos minutos después comienza la pesadilla en Bataclan.
Comparte esta noticia