Durante dos semanas, un equipo de investigadores recorrió los lugares donde habita la paraba frente roja (Ara rubrogenys) para saber cuál es la situación de esta ave endémica de Bolivia que se encuentra en peligro de extinción. La tarea consistía en realizar un censo de la especie. El resultado fue el registro de 1160 individuos, entre ellas, 159 parejas en estado reproductivo.
«Planificamos hacer un censo en simultáneo en las cuencas donde está la paraba frente roja. Es la primera vez que se hace un censo de manera sincronizada«, señala Rodrigo Soria, director de la Asociación Armonía, que en coordinación con otras instituciones llevó adelante el censo.
Un conteo anterior, realizado hace una década, tuvo como resultado una población que apenas llegaba a 807 ejemplares. Pese al incremento que se observa ahora, la paraba frente roja continúa en Peligro Crítico de extinción, según la categorización de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
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¿Cómo se hizo el censo?
El equipo de aproximadamente 24 personas que estuvo a cargo de realizar el censo recorrió 54 lugares donde se sabía que anidaban estas aves. Fueron en total 15 municipios en cuatro departamentos de Bolivia: Chuquisaca, Cochabamba, Potosí y Santa Cruz. Los recorridos se hicieron entre el 15 de marzo y la primera semana de abril, época de reproducción de la especie.
Guido Saldaña, Coordinador del Programa de Conservación de la Paraba Frente Roja de la Asociación Armonía, fue uno de los que integró estos equipos. Se dividieron en seis grupos de trabajo —relata Saldaña— integrado por investigadores, personal técnico, guardaparques e integrantes de los municipios, quienes estuvieron un poco más de dos semanas en campo y lograron ubicar 46 peñas rocosas y ocho palmeras con actividad reproductiva, 12 dormideros y seis sitios de alimentación.
«Hicimos el censo en toda el área de distribución de especie. Hemos cubierto al 100 % estos lugares en simultáneo, es decir, al mismo tiempo en las cuatro cuencas de distribución de esta especie», comenta Saldaña.
En total fueron 466 horas de observación en las cuatro cuencas con presencia de la paraba: ríos Mizque, Grande, Caine y Pilcomayo. El censo incluyó áreas protegidas como los parques nacionales El Palmar y Toro Toro y otras tres de carácter municipal: Jardín de las Cactáceas, Lagarpampa Moyepampa, y el AMNI Pasorapa.
Los resultados indicaron un total de 159 parejas —318 parabas— con indicios de actividad reproductiva, es decir, desde la observación de las cavidades de las peñas donde estaban las parejas hasta la observación de pichones en los nidos. «Cuando vemos a las parabas que entran y salen de la cavidad, al menos cinco veces al día, entendemos que es para alimentar a su pichones», cuenta Saldaña.
Del total de parabas registradas, 1160 individuos, 482 de ellas están en la cuenca del Mizque, 398 en la cuenca del Grande, 181 en la cuenca del Caine y 99 en la cuenca del Pilcomayo.
Rodrigo Soria, de la Asociación Armonía, señala que en esta oportunidad los resultados obtenidos son completos, en comparación con censos anteriores. «Este fue un censo extensivo, tanto en los lugares que conocíamos y que ya habían sido visitados, así como lugares que no se recorrieron antes».
Soria menciona que el censo del 2011-2012, realizado por el ornitólogo español J.L. Tella y otros investigadores, reportó una población de solo 807 parabas, con menos de 100 parejas reproductora. En ese momento —indica Soria— se visitaron entre 38 y 40 sitios de anidación y se llegó a 284 horas de observación. Esto podría explicar, en parte, los valores más bajos de ese momento.
Sin embargo, el aumento del último censo con respecto al anterior puede haberse producido por los esfuerzos de conservación que realizan distintas organizaciones comprometidas con la conservación de la paraba barba roja.
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Una forma de comparación
El científico boliviano Diego Méndez, que lidera el proyecto Ecología del movimiento y conservación de buitres del Nuevo Mundo, señala que la cantidad de aves de la paraba frente roja es muy pequeña y reducida. «Es una especie que continúa amenazada y no se puede bajar la guardia. Por su delicado estado de conservación todas las medidas son importantes, urgentes y necesarias».
Méndez recuerda que se trata de una especie endémica y muy representativa de Bolivia, que habita en los valles interandinos. Según el Libro rojo de los vertebrados de Bolivia, publicado en 2009, hasta mediados de la década de 1980, la paraba barba roja tenía por lo menos 5000 individuos en la naturaleza.
Ahora, según este último censo, la cantidad de ejemplares en estado silvestre apenas supera los mil individuos. «Para la comunidad de ornitólogos y de conservadores es importante conocer cuántas parabas quedan», precisa Méndez.
El investigador boliviano menciona también que existe otro censo realizado de manera simultánea por la Fundación para la Conservación de los Loros de Bolivia.
En una entrevista ofrecida a Mongabay Latam en febrero de este año, el científico español Guillermo Blanco, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, en Madrid, España, se refirió al censo del 2011 como el más detallado que se había realizado hasta ese momento y adelantó que la FCLB estaba en el proceso de realizar un nuevo censo. Sin embargo, estos resultados aún no han sido publicados.
Méndez señala que «técnicamente podría ser muy útil contar con dos fuentes de datos e información sobre la paraba frente roja, que se podrán comparar». No obstante, Méndez dijo que «lo ideal hubiera sido tener un censo unificado».
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Las amenazas de la paraba frente roja
El tráfico de especies silvestres se ha convertido en la segunda amenaza para esta especie, asegura Saldaña. Un problema que en décadas pasadas era la principal causa de la disminución de las poblaciones de esta especie.
Actualmente, el mayor problema es la reducción de su hábitat. Juan José Celi, técnico de Rescate de Control y Fiscalización de Fauna Silvestre de la Gobernación de Santa Cruz, señala que en el año 2015 recuperaron dos individuos de esta especie del tráfico que fueron derivados a un centro de custodia para animales silvestres.
Fue la única vez que recuperaron aves de esta especie, pero desde entonces reforzaron el trabajo para reducir la captura ilegal de la paraba frente roja. En ese momento, se detectó la venta de estos animales a través de las redes sociales.
«En 2011 iniciamos un programa de conservación para las especies víctimas de tráfico. Empezamos con el control de animales silvestres y animales heridos a nivel local, departamental y nacional. Salíamos a las rotondas y mercados para fiscalizar», señala Celi.
La gobernación avanzó en su programa de conservación en coordinación con organizaciones civiles y activistas que «ayudan en la vigilancia y hacen las denuncias cuando se presentan casos de tráfico».
Saldaña indica que el programa que se inició hace una década ahora se ha extendido hasta el 2024. «Hacemos trabajo preventivo e informativo con la comunidad y con gremios como transporte para que no trasladen a personas que lleven animales silvestres».
Rodrigo Soria, de la Asociación Armonía, agrega que otra de las amenazas actuales sobre esta especie es el conflicto entre las aves y los agricultores dedicados al cultivo de maíz que «ven a la paraba como amenaza para sus sembríos».
Pese al posible incremento de la población de la especie, la paraba frente roja continúa en grave peligro de extinción. No obstante, los esfuerzos de conservación realizados por diversas instituciones comprometidas por su protección podrían empezar a revertir el problema.
El artículo original fue publicado por Yvette Sierra Praeli en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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