El estudio no debe ser visto por los niños como un castigo, sino como una responsabilidad que deben cumplir para luego aprovechar sus ratos de ocio.
“Si no estudias, luego no podrás jugar”. Dicho así, los niños pueden percibir el estudio como un castigo, y esa no es la idea. “Los niños deben entender que estudiar no es un castigo, sino una responsabilidad que deben cumplir para luego poder disfrutar un buen rato de ocio. Dependiendo del curso y del grado en el que estén, hay tareas que se pueden realizar jugando”, dice Consuelo García, docente de educación primaria.
El asumir la tarea de estudiar es importante, señala García, pues de esto depende que aprendan a desarrollar su sentido de la responsabilidad desde pequeños. Por otro lado, no es recomendable prohibirles el juego, pues también es una herramienta que ayuda en su crecimiento.
Según la pedagoga española Gracia Millá, el juego es una actividad natural de inicio en la primera infancia que se produce por:
- El impulso que tienen los niños hacia el movimiento y la exploración del entorno.
- La necesidad que tienen de contacto afectivo y social.
- La comprensión y uso del medio en el que viven.
- La exposición estimular de objetos y materiales ante el niño/a que puedan servir como herramientas de juego.
- Motor de experimentación.
- La actividad lúdica y el juego también sirven como herramienta del desarrollo emocional. Es un factor favorecedor motivacional y está directamente relacionado con el bienestar físico y emocional de los niños.
El juego favorece el aprendizaje de todas las áreas del desarrollo infantil:
- Área Sensorial: sentidos y percepción.
- Área Motriz: motricidad fina, motricidad gruesa y propiocepción.
- Área Cognitivo: memoria, atención, cognición, procesamiento lógico.
- Área comunicativa: lenguaje, expresión, interacción, diálogos, rituales.
- Área afectiva: superación de miedos, angustias, fobias.
- Área social: roles, competencia, resuelve conflictos.
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