Premiarlos no es acostumbrarlos a recibir recompensas por comportamientos naturales, pues es bueno elogiarlos por su buen comportamiento.
El reconocimiento a los logros de tus hijos puede darse de diversas maneras: una felicitación, un abrazo o prepararles su almuerzo favorito, por ejemplo. Ten presente que los niños no tienen por qué asociar el reconocimiento por algo bien hecho con recompensas materiales.
Premiar a tus hijos por su buen desempeño escolar puede favorecer a su desarrollo. Sin embargo, es importante que los animes constantemente a conseguir sus metas y a sacar buenas calificaciones, así, cuando logren su objetivo, podrás reforzar el proceso motivador con un gesto especial.
La motivación es una de las claves del éxito y premiar es una manera más de incentivar y generar interés en los niños, pero las recompensas necesitan ir acompañadas de la identificación de la responsabilidad de hacer bien las cosas. La idea es que los premios formen parte de una estrategia constante para fortalecer la confianza de tus hijos o mejorar sus procesos de aprendizaje. Por ello no debes premiarlos solo si obtienen, por ejemplo, la máxima calificación, sino que debes enseñarles a valorar el esfuerzo que han hecho así el resultado no haya sido un primer puesto.
Hay diferentes tipos de recompensas, más allá de los halagos: puedes prepararles su comida favorita, jugar con ellos su juego favorito o dejar que escojan alguna actividad especial para realizar en su tiempo libre. Eso no quiere decir que no puedas comprarles un regalo de vez en cuando. Sin embargo, lo que debes evitar es que ellos asocien sus logros con objetos costosos o que trabajen exclusivamente para conseguir un premio.
El objetivo de la compensación y el incentivo es que el niño desarrolle su autoestima, independencia y seguridad emocional; sentimientos que se traducirán en un buen rendimiento escolar.
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