El salario neto representa el dinero que efectivamente recibirá el trabajador, luego de los descuentos. Aquí te explicamos cómo calcularlo.
Cuando se habla de dinero, siempre es aconsejable la precisión, tanto en cifras como en los términos utilizados. Esto es especialmente importante cuando de lo que se trata es de acordar términos económicos entre un empleador y sus trabajadores. La imprecisión y la vaguedad llevan a malentendidos, incomodidad y, eventualmente, también a disputas e incluso demandas.
Un tópico que suele generar confusión entre trabajadores y empleadores es la diferencia entre salario neto y salario bruto. El sitio web español emprendepyme.net define con claridad ambos términos:
El salario bruto es la suma de todos los importes que recibe un trabajador en planilla. Se toma en cuenta tanto el sueldo básico como los complementos (variables, bonificaciones, asignaciones), así como las prestaciones sociales y los impuestos.
El salario neto es el importe efectivo que recibe el trabajador, es decir, el monto real, una vez realizados todos los descuentos.
En el Perú, los descuentos más habituales para los trabajadores en planilla son la pensión de jubilación –AFP u ONP–, las contribuciones a Essalud –o a un seguro de salud privado, como puede ser una EPS– y el impuesto a renta de quinta categoría. Todos estos conceptos deben restar del salario bruto, a fin de determinar el salario neto.
Es importante considerar que en el Perú la mayoría de trabajadores en planilla tienen derecho a dos gratificaciones por año, por lo cual en realidad reciben 14 sueldos anuales. Además, estos dos sueldos adicionales no están afectos al descuento por contribución al sistema previsional (APF u ONP). Asimismo, muchos trabajadores tienen sueldos variables, asignaciones especiales (movilidad, escolaridad, etc.) y bonificaciones excepcionales. Un cálculo real del sueldo neto debe considerar la sumatoria de todos estos ingresos y luego dividirlos entre 12. Así se obtiene una aproximación más precisa de los ingresos mensuales de un trabajador.
Si bien lo habitual cuando se negocia con un empleador es pactar en términos de sueldo bruto, es el salario neto el que determina el verdadero poder adquisitivo de una persona. Ese es el dinero con el que contará realmente para hacer compras y asumir obligaciones. Por ese motivo, entidades como la Superintendencia de Banco y Seguros y la Asociación de Bancos aconsejan, por ejemplo, que una persona no debe asumir deudas que supongan amortizaciones mensuales por encima del 30% de su salario neto. Hacer estos cálculos a partir del salario bruto puede llevar a sobreendeudamiento y problemas financieros.
Asimismo, cuando planteamos nuestras expectativas económicas al buscar empleo, es aconsejable tener claro el sueldo neto al que aspiramos. Para ello, es bueno preguntar al empleador acerca de los descuentos que aplicará a la planilla, así como las posibles bonificaciones y asignaciones suplementarias al sueldo básico.
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